Protestas. El verano pasado muchos comerciantes expresaron su descontento con la medida - Archivo

TW
0

La decisión del Ayuntamiento de Maó de no cerrar el puerto al tráfico rodado durante este verano, ha sido bien recibida entre los empresarios que tienen sus negocios en la rada. Y es que, según apuntan, la medida no hace más que recoger una demanda general, al considerar que la peatonalización que se planteó el año pasado únicamente sirvió para conseguir el efecto contrario al que esperaba el equipo de gobierno. Y es que según han calculado los afectados, el cierre del tráfico entre el 1 de agosto y el 10 de septiembre ocasionó unas pérdidas globales de unos 3 millones de euros, entre las 120 empresas que están ubicadas en este enclave.

Desde la Asociación de Artesanos, Comerciantes y Restauradores del Puerto de Maó, Carlos Sobrino apunta que la decisión del Ayuntamiento de no cerrar el puerto durante la temporada alta es el reflejo de la oposición encontrada. "Es lo que pedíamos. El año pasado no quisieron rectificar la decisión y ahora toman en consideración nuestra opinión, porque fue un gran batacazo".

Sobrino reconoce que entre los empresarios hay algunas voces contrarias a la decisión anunciada ahora por el Ayuntamiento, aunque aseguran que son unos pocos.

Así, confirma que "hemos calculado las pérdidas por el cierre del año pasado, y dejamos de ingresar unos 3 millones de euros, 500 millones de pesetas. Los negocios dejaron de facturar una media de un 25 por ciento" mientras se mantuvo el tráfico cerrado. Así, y en relación a estas pérdidas, Sobrino señaló que los empresarios no prevén pedir responsabilidades, por lo caro y largo de los contenciosos.

Único sentido
En cuanto a la opción de implantar un único sentido para la circulación, Sobrino considera que sería como "reconvertir" un puerto que fue diseñado de esta forma, un modelo que ha dado buenos resultados durante muchos años.

En cualquier caso, desde la asociación, Sobrino considera que el Ayuntamiento tiene cuestiones más importantes que atajar en la ciudad, en lugar de dedicarse a introducir cambios "que no pedía nadie". "El pasado fue un año negro para nosotros, si es así cómo pretendían dinamizar el puerto, no lo lograron", concluye.