Cap de Llevant. Un centenar de personas pasaron por el instituto de Maó durante la tarde noche - Javier

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Las comunidades educativas de los centros educativos de Menorca se sumaron ayer a los encierros que se realizaron a nivel estatal, como forma de protesta en contra de la reforma educativa que promueve el Gobierno con la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), del Decreto de Tratamiento Integrado de Lenguas y de los recortes en materia educativa.

En Menorca, los encierros fueron convocados por la Plataforma en Defensa de la Escuela Pública, y obtuvieron respuesta en todos los municipios de la Isla, con concentraciones en 16 centros.

Así, la comunidad educativa de Ciutadella se concentró en el Instituto Josep Maria Quadrado, la de Ferreries hizo lo propio en el Colegio Sant Francesc, en Es Migjorn en el Francesc d'Albranca y en Es Mercadal hubo concentración en el CP Mare de Déu del Toro.

Mientras, en Alaior hubo encierros en el IES Josep Miquel Guàrdia, el CP Doctor Comas y el CEIP Mestre Duran; en Es Castell en el CEIP Àngel Ruiz y Pablo; en Sant Climent en la guardería y en Sant Lluís en el CEIP Sant Lluís y también en la escuela nueva.

Por último, en Maó hubo encierros en los institutos Joan Ramis i Ramis, Cap de Llevant y la Escola d'Arts, y en los colegios Maria Lluïsa Serra y Sa Graduada. Unas concentraciones que recibieron también el apoyo de los sindicatos CCOO, UGT y STEI-i, así como del PSM.

En cada uno de los centros participantes se leyó un manifiesto por parte de los integrantes de la plataforma, en el que se rechaza "la imposición de la reforma educativa que impulsa el Gobierno".

Luego, se organizaron diferentes actividades, como juegos o talleres para los más jóvenes, y también meriendas y cenas colectivas para hacer más llevaderos los encierros, pues algunos se prolongaron hasta la medianoche.

Igualmente, se celebraron asambleas para explicar los cambios que acarreará la llamada ley Wert, y las dificultades y los problemas que la comunidad educativa interpreta que conllevará la aplicación del nuevo modelo educativo que, según critican, segrega a los alumnos en función de sus capacidades y crea desigualdad, "lo que lo convierte en un sistema elitista en el cual solo tendrán opciones los mejores, aplicando criterios del mundo empresarial, como los de competitividad y empleabilidad". Algo que alumnos, padres y profesores rechazan frontalmente.