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José Ramón Bauzá ha soltado lastre. El presidente del Govern balear ha decidido afrontar la segunda parte de su mandato sin tres de los consellers que han acumulado un mayor desgaste de cara a la opinión pública. La profunda remodelación anunciada ayer por la mañana le ha costado el cargo al ya exconseller de Administraciones Públicas y cuota menorquina en el Ejecutivo balear, el mahonés Simón Gornés. Pero esta cuota no desaparece. La ciudadelana Joana Maria Camps, hasta ahora directora general de Trabajo, es desde ayer por la tarde la nueva consellera de Educación. Cultura y Universidades, el lugar que deja vacante Rafael Bosch

Bosch, que ha ejercido de portavoz en estos casi dos años de Govern Bauzá, es otra de las víctimas de la remodelación. Suyo ha sido el papel de anunciar las dolorosas medidas aplicadas, además de gestionar un área con alta conflictividad en cuanto a protestas y huelgas, como es la educación. El tercer sustituido es Josep Ignasi Aguiló, vicepresidente económico y la cara de los recortes.

El cambio anunciado ayer por José Ramón Bauzá no es solo de nombres. La conselleria económica pasa a dividirse en dos, que serán ostentadas por el ibicenco Vicenç Marí (Hicenda y Presupuestos) y Joaquín García (Economía y Competitividad). Igual suerte corre la Conselleria de Salud. Martí Sansaloni sigue al frente de la todavía denominada Conselleria de Salud, que cede algunas atribuciones a la nueva Conselleria de Familia y Bienestar, que pasa a ser dirigida por Sandra Fernández.

Además la vicepresidencia cambia de despacho, ya que pasará de la sala de números a ser ostentada por Antoni Gómez, uno de los hombres de confianza del presidente. En la silla que deja vacante Simón Gornés se sentará Núria Riera, que además asume las tareas de portavoz.

La intención de Bauzá de dar un golpe de timón en el ecuador de su mandato no era un secreto. Se conocía en el seno del Partido Popular, cuyos máximos dirigentes en Menorca han sido consultados al respecto en las últimas horas, y se rumoreaba con insistencia durante los días más recientes. La remodelación se cocinó durante la presente semana con los propios afectados y se cerró el miércoles, Día Internacional del Trabajador.

La salida de Aguiló, por ejemplo, se daba como muy probable casi desde el inicio de la legislatura, por aquello de ser el artífice principal y más notorio de la parte más dura del trabajo que se encomendó el Govern cuando accedió al poder, recortar el déficit hasta establecerlo en los parámetros exigidos desde el entorno económico. Una primera parte dura para dar paso a una segunda mitad más suave, con las próximas elecciones autonómicas siempre en el horizonte.

A Simón Gornés el desgaste le ha venido por el trato con los funcionarios, que han visto deterioradas sus condiciones laborales, y por haber tenido que llevar la bandera en asuntos tan espinosos como los relacionados con el uso de la lengua en la administración pública.

Esta no es la primera crisis del Govern de José Ramón Bauzá. Las anteriores se habían centrado en la Conselleria de Salud, otra área de alto contenido conflictivo por la proliferación de recortes, donde los 22 meses de Govern han dado para tres consellers. Empezó Carmen Castro, continuó Antoni Mesquida y ahora ostenta el cargo Martí Sansaloni.