REFERENTE. Savater ha acercado como nadie la filosofía a los jóvenes - F.S.

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Hablar de Fernando Savater es hablar de un filósofo, de un activista y de un fecundo escritor que ha trabajado cuarenta años de profesor por fidelidad a la literatura. Su obra y sus artículos periodísticos no dejan indiferente a nadie por sus posicionamientos claros y meridianos pero también por sus comentarios contundentes en temas especialmente delicados como el terrorismo en el País Vasco, los nacionalismos o la tauromaquia, entre otros. El hecho de haberse hecho presente en la escena política, también ha contribuido a configurar una nueva dimensión de la figura de Fernando Savater.

Capítulo a parte de especial mención didáctica son sus trabajos "Ética para Amador", "Política para Amador", "Las preguntas de la vida" y "Ética de Urgencia", con las que ha tratado de acercar la filosofía a los jóvenes y se han convertido en auténticos best sellers. Su última novela publicada, "Los Invitados de la Princesa" ha obtenido el Premio Primavera 2012. El próximo miércoles estará en Maó, para participar en el Foro Menorca, que organiza Editorial Menorca en colaboración con la Conselleria de Benestar Social i Joventut y la Fundación del Teatre Principal.

¿Cómo se encuentra Amador?
Pues Amador, se ha hecho mayor porque es un hombre que tiene 38 años, que vive su vida y que, afortunadamente, goza de buena salud. Cuando publiqué "Ética para Amador" en 1991, tenía un hijo de 15 años y en aquel momento, como que una de las obras más celebres de la ética se llama "Ética a Nicómaco" que era padre de Aristóteles, se me ocurrió titular el libro "Ética para Amador", como pequeña broma y homenaje. Aproveché que el nombre de mi hijo Amador era inspirador, en cierta manera. Supongo que si se hubiera llamado Eufrasio, quizá hubiera tenido otro título, no lo sé...

¿Tendría Facebook?
Quizá sí, quizá no porque hay muchos jóvenes que no tienen ni facebook ni twitter. Lo que tendría, desde luego, es mucha relación con internet y la web porque eso es un mundo obligatorio en el que nos movemos los jóvenes y los menos jóvenes. En lo que serían las redes sociales, creo que se trata más de un mundo optativo en el que hay quién está muy implicado y han quien no. Yo, desde luego, lo considero superfluo...

¿No sería necesaria una edición de Redes Sociales para Amador?
Este es un tema de reflexión, la verdad. De hecho, en el libro de conversaciones con jóvenes que publiqué veinte años después de "Ética para Amador", que se llama "Ética de urgencia", buena parte de sus páginas las pasamos hablando de los temas de internet, de la propiedad intelectual, de las descargas ilegales. Este quizá sería un título que recoge lo que me estás proponiendo.

El otro día decían en una conferencia que los niños hay que abonarlos en casa para después regarlos en la escuela. ¿Como estamos de abono?
No lo sé, no son cosas que sean generalizables. Hay niños que tienen la suerte de tener unos padres preocupados por la educación, por la cultura, con conocimientos, con libros, con música, con conversación y esos, efectivamente, están abonándolo para que luego lo rieguen en la escuela y en el instituto. Pero hay otros niños, que desgraciadamente necesitan más la educación porque no cuentan con esta ventaja en sus casas. La mayor lotería en la vida es de qué padres y en qué familia nace uno.

¿Y de regadera como andamos?
Nada nuevo si le digo que la regadera tiene serios problemas. La educación siempre anda con problemas porque se pasa el tiempo corriendo detrás de las necesidades de la sociedad. Es una tema crónico en el que la sociedad va por delante y la educación, tratando de alcanzarla. En nuestro presente, se acentúa todavía más porque vivimos dentro de un marco de crisis, donde la educación sufre recortes. La buena educación es muy cara, son grupos pequeños, hay que tener profesores de apoyo y todo esto cuesta dinero. Encima, en época de crisis, se tiende a ver la educación como un gasto y no como una inversión. La educación no es un lujo que tiene la sociedad sino algo imprescindible y uno de los fines del Estado. Es manifiestamente mejorable, desde luego y una preocupación social.

Usted dice que para educar hay que dejarse de premios y de castigos...
Es verdad que lo digo pero considero que debe haber algún tipo de sanción, de disciplina. Uno de los capítulos de mi libro sobre "El valor de educar" trata sobre la disciplina de la libertad, en el sentido que la libertad no es algo de lo que partamos sino que es algo que debemos alcanzar. Y lo conseguimos hacer a través de la disciplina. No se trata de que volvamos a la escuela del siglo XIX que explicaba Dickens, con el profesor pegando a los alumnos con un látigo pero es evidente, que al niño no le apetece que le eduquen, no le apetece aprender, no le apetece estudiar pero tenemos que ser nosotros, que ejerzamos una relativa coacción, para que pueda obtener las ventajas de haber estudiado.

¿El haz lo que quieras tiene que ver con la libertad?
El objetivo de la libertad es poder ser dueño de lo que uno quiere o de lo que uno pretende, pero para eso, tiene que prepararse, tiene que formarse. Uno tiene que saber de qué está hecha la vida, de qué está hecha la sociedad y de qué estamos hechos nosotros para saber qué podemos querer. Muchas veces, "los quereres" son caprichos superficiales que pueden ser muy dañinos. Para que realmente uno pueda hacer lo que quiera, de acuerdo con lo que uno sabe, tiene que aprender, tiene que estudiar.

¿Se está construyendo una nueva ética a raíz de la crisis?
No, la ética no cambia así todos los días. Todas las épocas tienen guerras mundiales, tiene conflictos y grandes problemas sociales y la ética, en definitiva, es una manera de enfocar las cosas. Lo que nace cada día, son nuevos temas que antes no estaban. Por ejemplo, cuestiones como la biogenética, no se las planteaba Aristóteles porque no tenía las posibilidades científicas que hoy tenemos. Y en situaciones de abundancia, no se plantean los problemas que se plantean en una crisis. Con ello te quiero decir que las circunstancias en las que se aplica la ética varían, pero la ética, en si misma, no cambia.

¿Y hace falta más filosofía y menos austeridad para salir adelante?
Yo creo que la filosofía no es un instrumento ni una herramienta sino que es algo para conocernos mejor, para vivir la vida de manera más consciente, menos rutinaria. Los tiempos que vivimos, tienen delante una crisis social y económica, en la que tenemos que enfocar una reflexión práctica, no simplemente dedicándose a unas contestaciones teóricas. Debemos buscar soluciones a problemas concretos que nos plantean los déficits, que nos plantean cómo hacer compatible el estado del bienestar con la situación económica actual.

Pero siempre razonamos más cuando tenemos una desgracia que cuando somos felices, ¿no?
Efectivamente, las contrariedades son las que nos hacen pensar. Pasa un poco como con la salud, que cuando no te duele nada, parece que no tengas órganos, parece que no tengas hígado hasta que no te pones amarillo. Mientras tanto, cuando todo funciona bien, en los momentos de felicidad, en los que todo marcha bien, ni siquiera nos hacemos preguntas sobre la vida. Ahora, de pronto, la vida con sus desgracias, con sus frustraciones, con sus traspiés, nos hacen pensar, nos hacen razonar.

¿Nos hemos mudado del "pienso, luego existo" al "pienso, luego callo?
Más bien al contrario, parece que tenemos una cacofonía de opiniones porque cualquier cosa que ocurre, cualquier minucia se publica en internet, en blogs, en twitter. Antes la gente callaba porque no tenía vías de expresión más que hablar en el bar y sus protestas, no llegaban más allá de su barrio. Hoy, el estruendo es mayúsculo y por eso, me parece que lo que uno busca es que alguien piense antes de hablar y antes de publicar porque el ruido, está garantizado.

¿Ha cambiado la forma de escuchar?
Sí, porque hay que seleccionar mucho más lo que uno escucha. Hoy existe un tumulto a través de los medios que más nos informan. En las redes sociales, en internet, en las páginas que uno encuentra cuando entra en un servidor, lo imprescindible es saber seleccionar, lo relevante de lo irrelevante, la paja del grano, la verdad de la mentira. Antes lo importante era encontrar alguna fuente de información y hoy, lo crucial es buscar en tantas fuentes de información como hay, lo relevante y lo importante. Por eso la educación juega un papel tan crucial. Antes la educación era transmisora de información y hoy es, más bien, orientadora dentro de una marea de informaciones, muchas de ellas falsas o innecesarias.

¿Hemos producido demasiados bienes y poca humanidad?
El hombre siempre ha sido más capaz de la producción técnica que de la transformación de lo humano. Las relaciones humanas se mantienen mucho más estables, los seres humanos se parecen mucho más a los seres humanos del pasado que sus inventos técnicos. Si hoy leemos una novela del siglo XVIII, la mayoría de los sentimientos, los celos, los miedos, las aficiones que se cuentan son idénticas que las nuestras pero en cambio, todo el contexto de lo que la gente hace, como se transporta, ha cambiado. La evolución en 150 años ha cambiado prodigiosamente pero nuestros sentimientos y nuestro anhelos, han cambiado mucho menos.

Pero, ¿estamos viviendo un cambio de modelo?
El cambio de modelo se produce permanentemente de acuerdo con la evolución técnica y la evolución de la sociedad. En los 20 años desde que escribí "Ética para Amador" ha aparecido internet, ha aparecido todo el tema de redes sociales que hoy nos parece tan familiar. Constantemente están cambiando las cosas a nivel planetario, las relaciones económicas, las relaciones internacionales, la posibilidad que los grandes estados espíen y controlen a millones de ciudadanos. Todo eso conduce a que las sociedades no vivan esclerotizadas en una foto fija sino en constante cambio.

¿Hay una pérdida de referentes?
Si porque muchas personas que deberían haber sido ejemplares, no lo han sido. De alguna manera, cuando uno es un beneficiado de la sociedad porque tiene privilegios o reconocimientos debería ser consciente que su comportamiento debe ser ejemplar. Si los que sacan más de la sociedad no respetan sus normas, ¿qué se va a pedir de aquellas personas que normalmente están en una situación menos afortunada y más complicada? Hoy, de lo que nos damos cuenta, es que es importante tener buenas leyes para que no haya impunidad.

¿Y buenos jueces?
La ley en si misma, no sirve, desde luego. Con una receta de una medicina, no se cura nadie si la metemos en un cajón y no nos la tomamos.

¿Con un 6 y medio no se llega a ninguna parte?
Bueno, yo como no he sido un estudiante especialmente brillante, me quedo con el 6 y medio como nota aceptable. Tenemos que buscar una exigencia lo mayor posible sin cuantificar lo que exclusivamente se busca. No es lo mismo la enseñanza primaria o secundaria que la enseñanza universitaria. Se pueden exigir en una universidad unos niveles de rendimiento que a lo mejor, en una enseñanza básica general, que es para todos, se tengan los niveles que se tengan.

Dice que hay dos cosas que le molestan mucho en este mundo que son las cremalleras y la pedantería. ¿Faltan botones y humildad?
Las cremalleras, desde luego, las llevo muy mal porque antes o después, se me atascan o se me estropean. La pedantería me parece que es una de las enfermedades de incomprensión. La gente que nos dedicamos la enseñanza y estamos relacionados con libros, el peligro es pavonearnos en vez de enseñar.

¿Qué le evoca Menorca?
Fue la primera isla balear que conocí, una Semana Santa muy remota con una novia remota con la que conocimos la caldereta, el gin y todos los ingredientes de Menorca, de los que guardo muy buenos recuerdos.