Uno de los picudos rojos que estaban en la palmera - Gemma Andreu

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La primera palmera de Menorca en la que se ha detectado la presencia del picudo rojo, fue ayer cortada e incinerada, tal como indica el protocolo para exterminar este insecto. Además, ahora se inicia un periodo de vigilancia, al menos en un quilómetro a la redonda, para valorar si hay más palmeras infectadas.

A media mañana de ayer, operarios del Consell y del Ayuntamiento de Maó se encargaron de retirar la palmera del domicilio de la calle Vasallo donde el miércoles, un jardinero que se encargaba del jardín detectó la presencia del insecto. Tras advertir al Consell, se puso en marcha el protocolo para valorar el grado de penetración del picudo rojo en la Isla, y que contempla también la eliminación de la palmera infectada. En este caso, desde el Consell se optó por la incineración, aunque también se podría haber enterrado a un mínimo de dos metros de profundidad.

Como indicaba ayer el conseller insular de Agricultura, Fernando Villalonga, «nosotros ya hemos venido haciendo cursos sobre el picudo rojo, porque viendo que está extendido en todo el Mediterráneo y los estragos que ha causado en Mallorca, era previsible que algún día pudiera llegar a Menorca».

El Rhynchophorus ferrugineus es una especie de coleóptero curculionoideo, de la familia curculionidae, originario del Asia tropical. La única forma de llegar a Menorca «puede ser con la llegada de palmeras o mediante algún medio de transporte». De ahí, que uno de los lugares que se vayan a revisar sea el aeropuerto, un recinto en el que también hay palmeras.


Protocolo

A partir del lunes, los técnicos del Consell irán inspeccionando las palmeras del entorno del primer ejemplar infectado y, además, se prevé aplicar un tratamiento preventivo. Y es que una vez infectada, lo más efectivo es acabar con la palmera. Además, habrá un perímetro de vigilancia de 5 kilómetros a la redonda, y se visitarán todos los centros de jardinería, por si algún cargamento de palmeras hubiera llegado infectado.

Villalonga indica que «sin crear alarma, se trata de que los propietarios inspeccionen sus palmeras, y que ante el mínimo síntoma, avisen al Consell o al Ayuntamiento».

Una palmera infectada por el picudo rojo presenta asimetría de la copa, con las ramas desplazadas más a un lado que al otro; o si las hojas presentan cortes transversales. También es común que la palmera pierda hojas, y que el ojo presente un debilitamiento.

Cuando se detecta la presencia de este insecto, no es conveniente que haya movimiento de palmeras ni que se poden, ya que eso lo atrae. Y es que el picudo rojo tiene una alta capacidad de colonización, ya que puede mantener vuelos de hasta 5 kilómetros. En España, la primera vez que se detectó fue en Granada, en 1993, y desde entonces ha penetrado en todas las comunidades autónomas, incluida la canaria.