Las máquinas reducen a escombros las viejas casas en mal estado que darán paso a establecimientos ligados a la náutica | Javier Coll

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Muchos ni se acordaban ya de este proyecto, alejado de los focos de la actualidad informativa desde enero de 2007, cuando el entonces alcalde Arturo Bagur anunció el inicio de las obras para otoño de aquel año. No obstante, esta semana la iniciativa de construir una zona comercial y de servicios ligados a la actividad náutica en la Colársega del puerto de Maó se ha materializado por fin en algo más que papeles, después de más de diez años de trámites por los despachos y parones provocados por distintos motivos.

Una máquina se encarga estos días de demoler las antiguas construcciones que ocupan en estos momentos parte del terreno de la Colársega en el que se pretende llevar a cabo esta ambiciosa iniciativa. Son inmuebles en muy mal estado. Mientras tanto se trabaja también en la elaboración del nuevo estudio de detalle para la urbanización del espacio, así como en el nuevo proyecto de locales comerciales y de servicios, más un aparcamiento al aire libre, un vial y una zona verde. El Ayuntamiento de Maó y la sociedad promotora, formada por varios inversores locales, están colaborando activamente desde 2012 para recuperar y hacer realidad esta reconversión de la zona, según explica la teniente de alcalde de Urbanismo, Ana Lía Noval.

Dentro de este proceso, los promotores obtuvieron en verano la licencia de demolición de los edificios, que ahora se está ejecutando. El próximo paso es la elaboración y aprobación del estudio de detalle, que sustituirá al ya aprobado y sometido a exposición pública a finales de 2004, en virtud de un convenio suscrito entre la propiedad y el Consistorio un año antes para reducir la edificabilidad. Quedará luego el proyecto para obtener la licencia. Lo más importante, según reconoce la responsable de Urbanismo, es que los empresarios tienen la firme disposición de invertir y ejecutar el proyecto.

Noval comenta que hay que ajustar aún algunas cuestiones y que el proyecto, una larga década después, sufrirá algunas modificaciones respecto al diseño inicial aunque no sustanciales, como la conversión de un vial para coches en peatonal. La iniciativa se concibió a finales de los noventa y estaba recogido en el anterior PGOU, como desarrollo de las unidades UA9 y UA10.