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El Ayuntamiento de Es Castell ha conseguido ahorrar un total de 40.100 euros gracias a la aplicación de un plan de control energético para el alumbrado público que se puso en marcha en 2011, tal y como han informado este martes fuentes municipales.

«Teniendo en cuenta que el 60 por ciento del consumo de energía eléctrica corresponde al alumbrado público y valorando que dichas instalaciones funcionan durante muchas horas y prestan un gran servicio a la sociedad, pueden servir de ejemplo para adoptar y poner en práctica medidas de ahorro que trasciendan las competencias propias de un ayuntamiento», ha manifestado el alcalde de Es Castell, Lluis Camps.

El consistorio se adhirió en 2011 a un plan creado por un grupo de técnicos, que por iniciativa propia, había desarrollado un proyecto de ahorro energético para el alumbrado público.

Su propuesta se fundamentaba en ofrecer luz suficiente, pero solo cuando ésta fuera necesaria. Con esta idea, partiendo de las instalaciones actualmente existentes y utilizando recursos de bajo coste, se ha desarrollado un sistema para reducir los niveles de luz en las calles en aquellas horas en que no sea necesario disponer de todas las farolas encendidas.

La novedad del nuevo sistema consiste en combinar las diferentes posibilidades de regulación que ofrecen los modernos relojes astronómicos, la regulación del flujo de doble nivel y el sistema de desconexiones parciales para obtener, en función de diferentes niveles de programación, ahorros significativos que pueden llegar a valores superiores al 65 por ciento respecto a instalaciones sin regulación. Este ahorro se centra especialmente en reducir el consumo energético de la instalación en las horas que menos uso se hace de ellas.

El Ayuntamiento ha implementado este sistema en los 30 cuadros de alumbrado público de titularidad municipal. Esta actuación, ha supuesto un coste aproximado de 1.000 euros por instalación, que ya ha sido amortizada.

Para desarrollar dicho sistema, el Ayuntamiento ha contemplado diferentes aspectos como la seguridad dentro de los parámetros que establece la normativa, la frecuencia de paso de peatones o la estación del año.

De este modo, a través de este nuevo sistema de iluminación sostenible, se ha conseguido un considerable ahorro energético y el correspondiente ahorro económico que comporta, así como una reducción notable de la contaminación lumínica y de las emanaciones de CO2, y también el alargamiento de la vida útil de cada lámpara. Además, aquellos contadores eléctricos que actualmente un operario controla a mano, se van renovando por sistemas automáticos cuando se estropean.

«El objetivo de este proyecto es el de encontrar una forma más sostenible de utilizar nuestros recursos energéticos, no se trata de hacer grandes cambios sino de administrar mejor aquello que ya tenemos y sobre todo, concienciar a la población hacia el buen uso de los recursos», ha dicho Camps.