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Si saliera adelante la propuesta de José Ramón Bauzá, presidente del Govern, para adelgazar los gastos del Parlament los diputados autonómicos pasarían de profesionales bien remunerados a profesionales con problemas para llegar a fin de mes o, lo más probable, a políticos pluriempleados, con otra profesión.

El planteamiento de Bauzá es que los diputados 'rasos' dejen de tener un sueldo (ahora es de 57.400 euros anuales brutos) y pasen a ingresar una dieta, en principio fija, de unos 20.000 euros anuales por parlamentario. Las dietas apenas tributan, y a cambio con las dietas no se cotiza ante la Seguridad Social.

Los partidarios de la medida aseguran que los sueldos en el Parlament son algo relativamente nuevo, concretamente de 2003, y que antes solo había dietas. Assumpta Vinent, exdiputada con el PP, cree que «es posible compaginar la labor de diputado con un trabajo», en gran parte porque «un diputado 'raso' no realiza tareas de gestión, igual formula una pregunta al mes. Hay gente que trabaja más que otra». Considera normales las críticas a la propuesta de Bauzá porque «hay diputados que no tienen otro trabajo más allá de la política».

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En el lado opuesto, Ernest Ribalaiga, exdiputado del PSOE, considera que «los políticos tienen derecho a vivir de su dedicación y la gente a que sus políticos se dediquen de forma exclusiva a su labor». Es partidario del político profesional, «aunque se podrían reducir los sueldos actuales». Lo importante es la transparencia, que se sepa lo que cada uno cobra, «esto no ocurre con las dietas, antes, cuando no había sueldos en el Parlament, existían los diputados 'caza comisiones', y con ir los primeros cinco minutos les bastaba para cobrar».

Eduard Riudavets, exdiputado del PSM, asevera que «solo con dietas ser diputado es imposible». También recuerda la época en que, sin sueldos, «la gente se pegaba por ir a las comisiones». Como Ribalaiga, Riudavets cree que compaginar un trabajo con la función de diputado sería un verdadero quebranto tanto para el político como para su empresa, «ya que solo podría dedicarse a su oficio los lunes y los viernes».

Hay quien opina que en las islas menores la dificultad para ser diputado serían mayores, algo que otros relativizan. Más allá del escollo geográfico, Riudavets y Ribalaiga entienden que la propuesta de Bauzá supondría limitar el grupo de personas que podrían llegar a ser políticos a empresarios o profesionales liberales con las espaldas cubiertas. «Con 20.000 euros al año puedes vivir, pero vives preocupado por otras cosas que no son la política», indica Ernest Ribalaiga, «y sin cotizar».