Las voluntarias de Ayuda Animal, con uno de los gatos que tuvo la suerte de ser adoptado | Gemma Andreu

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Si la grandeza de un pueblo se juzga por cómo trata a sus animales, los colectivos que se dedican a su protección dan testimonio de cómo este año en Menorca la partida la están ganando la falta de empatía, el maltrato e incluso la crueldad hacia los seres vivos, con un aumento de los abandonos y muertes de mascotas, algunas de ellas en circunstancias realmente atroces.

Ayuda Animal Menorca, una de las cuatro entidades que se dedican en la Isla a proteger y socorrer animales, especialmente perros y gatos pero también otras especies, denuncia este incremento de abandonos y maltrato sin que, en muchas ocasiones, las autoridades los investiguen o se aplique la Ley 1/1992 de Protección de los Animales que viven en el Entorno Humano.

Sin subvenciones de ningún tipo, las voluntarias de la entidad trabajan de forma altruista para rescatar animales y este verano admiten que se han visto desbordadas, especialmente por los abandonos de gatos sin esterilizar. A ello se suma un descenso de las adopciones y la crisis económica, que también hace mella en el cuidado de las mascotas.

Algunas, como Donna, una pequeña pinscher, son abandonadas porque sus propietarios no quieren asumir el coste y la responsabilidad de atenderlas. La perra fue abandonada en el polígono de Maó y estuvo dando vueltas desorientada varias semanas hasta que pudo ser rescatada. Se le diagnosticó Leshmaniosis y la enfermedad, avanzada, obligó a sacrificarla. Ayuda Animal reclama más acciones educativas en los colegios para concienciar a los niños del respeto a los animales, para que no se produzcan casos como el de Blacky, en Ciutadella. Afirman que han aumentado los atropellos sin que se socorra a los animales heridos y que se han detectado ahorcamientos, como el de un boxer en Canutells cuya agonía además se prolongó cruelmente porque lo colgaron con las patas rozando el suelo.