«Una manera de fer Europa». Esta es la frase que se incluyó en la placa el día de la inauguración de las obras, en septiembre de 2013. Pero ni el vertedero, ni el vial ni la depuradora han funcionado bien. | Gemma Andreu

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Las dos celdas de Milà ahora clausuradas de forma preventiva por Medio Ambiente no son las únicas infraestructuras del proyecto de ampliación de la planta de escombros inaugurado hace 15 meses que se han demostrado defectuosas. También el vial de acceso y la depuradora incluidos en la obra -financiada por la Unión Europea- presentan deficiencias, que ya están siendo corregidas.

La Conselleria de Medio Ambiente ha detectado anomalías en el funcionamiento de la depuradora, ya que la balsa de regulación que se proyectó a su lado se ha demostrado «insuficiente». Las persistentes lluvias torrenciales caídas a finales de año estuvieron a punto de desbordar su caudal, lo que ha obligado a instalar un tubo de desagüe y una nueva bomba de impulsión que saque el agua a mayor velocidad para así evitar que los residuos acaben vertiéndose en sus márgenes.

La depuradora, la primera con que cuenta el vertedero desde su puesta en marcha en 1981, tiene por objeto reducir al máximo los lixiviados (líquidos) resultantes del tratamiento de los residuos de Milà II con el objeto de aliviar así el volumen que se carga a la planta general de saneamiento conjunta entre Maó y Es Castell. Pero, de momento, no está logrando plenamente su propósito.

También el vial construido por la empresa adjudicataria, Antonio Gomila, para garantizar el acceso rodado de los camiones a la zona donde se ubican las tres nuevas celdas de vertido de residuos y la depuradora ha sufrido serios desperfectos. Al poco de inaugurarse, el firme empezó a resquebrajarse y se formaron baches por el hundimiento parcial del terreno en poco más de medio metro.

Tal como acredita un informe técnico encargado por el Consorcio de Residuos (CRSU), el problema se originó por las filtraciones de agua en el subsuelo -que ya afectan a las dos celdas provisionalmente clausuradas- y, sobre todo, por el uso de material «inadecuado» en la compactación del terreno. La constructora no utilizó elementos suficientemente sólidos para garantizar el asiento del asfalto, lo que la ha obligado a repavimentar de nuevo el vial. Ayer mismo, varias máquinas -entre ellas una apisonadora- trabajaban en el nuevo asfaltado del camino.

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Esta reparación está siendo asumida por operarios de Antonio Gomila, ya que las bases del proyecto le obligan a «arreglar por su cuenta los daños ocasionados en los viales de acceso a las obras».

Estas deficiencias se añaden a la conocida anteayer, y que ya investiga el Consell, sobre el cambio del material empleado para impermeabilizar los terrenos. Antonio Gomila decidió sobre la marcha suplir el Trisoplast de 8 centímetros de grosor inicialmente indicado en el proyecto, más resistente a las grietas, por Bes, un tipo de capa aislante que los autores del proyecto (Terratest) consideran de menor permeabilidad.

El triple fallo detectado ahora  (de impermeabilización, depuración y en el vial de acceso) evidencia el importante recorte, próximo al 32 por ciento, con que se adjudicó la obra respecto del presupuesto base de licitación. Antonio Gomila se convirtió en adjudicatario tras rebajar en hasta 1.252.954 euros el presupuesto de la obra que, financiada por la UE, ascendía a 3.925.056 euros. El explotador de la planta, Juan Mora, también concursó presentando una oferta económica aún más ventajosa, pero que fue desechada por el tribunal por considerarla baja temeraria.

Como consecuencia de estos errores, que no fueron advertidos ni por el proyectista ni el constructor, ni tampoco por las administraciones que supervisaron la obra, la planta de Milà permanece inutilizada desde el 22 de diciembre para el tratamiento de residuos. Y, aunque las filtraciones no han producido contaminación -como corroboran los análisis practicados a los pozos colindantes- ya solo se puede almacenar la basura.

Tampoco las depuradoras y las plantas de escombros traen residuo alguno a Milà. Y se usan parte de los restos animales como materia orgánica para la elaboración de compost. Si las medidas de choque anunciadas ayer en Palma a la Conselleria de Medio Ambiente no se aplican con presteza, en abril deberá cargarse la basura en un barco camino de Mallorca.

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