Daniel de Carvajal es piloto de avión, metido ahora a emprendedor de nuevas tecnologías. | A. R.

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Daniel de Carvajal se acuerda perfectamente de la fecha en que se examinó para ser piloto: la mañana siguiente del atentado del 11-S, en 2001. «A partir de entonces cambiaron muchas cosas en el sector de la aviación. Durante cuatros años, por ejemplo, la contratación de pilotos prácticamente se paró», recuerda este joven madrileño, que ya desde pequeño soñaba con ser piloto. El parón en el sector aeronáutico tras el 11-S le obligó a ganarse la vida de otra forma, y acabó aceptando un trabajo en el departamento de simulación aérea de la compañía General Electric, donde se familiarizó con el mundo de la gestión, hasta que tres años después fue contratado como piloto por una compañía de jets privados.

Carvajal había conseguido su sueño y todo iba viento en popa, hasta que en un vuelo con destino a Mallorca un fallo en el avión que pilotaba le obligó a realizar un aterrizaje de emergencia sobre el mar. «En el accidente no murió nadie, pero le cogí pánico a pilotar», admite Carvajal. Era abril de 2007. Por segunda vez, Carvajal regresaba al mundo de la empresa, esta vez para incorporarse en el equipo comercial de una compañía de jetsprivados. Poco después, en un viaje de negocios a Panamá, conoció en el avión a Luis Martin, abogado madrileño. «Empezamos a hablar del precio de los billetes de avión a Panamá y descubrí que yo había pagado mucho más que él, a pesar de haberlo comprado con más antelación» , explica Carvajal. De esta manera, surgió la idea de fundar Trappit, la empresa que ambos socios y ahora también amigos dirigen. El primer producto Trappit ha sido el desarrollo de un sistema informático único en el mundo que permite monitorizar la diferencia de precios en el billete de avión desde el momento de la compra hasta la fecha del vuelo, y valorar si sale a cuenta o no cancelarlo y comprar uno nuevo para ahorrar dinero.

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«A todos nos ha pasado alguna vez el darnos cuenta de que hemos pagado el doble que otra persona por un mismo billete de avión. Estaba claro que había una oportunidad de mercado», comenta el cofundador de Trappit sentado en una terraza de S'Algar junto al mar, su oficina temporal estos días. Trappit es una de las veinte start-ups seleccionadas en el programa Menorca Millennials, un campus de verano que reúne hasta el próximo 24 de junio en la Isla a emprendedores de todo el mundo para convivir con inversores y altos directivos internacionales, analizar sus proyectos de negocio y optar a levantar capital.

«Queremos aprovechar la estancia en Menorca para acabar de definir el modelo de negocio y nuestra estrategia de expansión internacional. Ya tenemos clientes en Dubai y Latinoamérica», explica el CEO de Trappit. Desde que Carvajal y Martín lanzaron la plataforma al mercado, en setiembre de 2014, han conseguido un centenar de clientes, entre empresas privadas y agencias de viaje. En total, los dos fundadores de Trappit invirtieron un total de 300.000 euros en el desarrollo de la plataforma tecnológica y lograron levantar una primera ronda de inversión con una valoración de 3,7 millones de euros por parte del fondo de inversión Diamond Partners «cuando aún no habíamos facturado un euro», puntualizan. «La verdad es que ser emprendedor da un poco de vértigo, porque vamos creciendo fuerte y te toca asumir retos que nunca antes había vivido, como por ejemplo, ser el responsable de un equipo», reconoce Carvajal.

Actualmente, en Trappit trabajan 22 personas. Manuel Martínez y Julián García son los responsables de la expansión comercial que justo están desarrollando desde esta tecnológica española. «Hemos recibido peticiones desde Dubai, donde ya tenemos oficina comercial, Latinoamérica y China», explica Carvajal, que ya ha perdido el miedo a volar.