Luis Casals explica cuánto le ha chocado la actitud del Govern: «Viene el responsable de Trabajo y no se reúne con nosotros cuando tenemos la mayor red de contratación de Menorca. Nos tratan como ricos y no lo somos» | Javier Coll

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Luis Pablo Casals (Palma de Mallorca, 1963) preside desde el pasado 24 de julio la Asociación Hotelera de Menorca (ASHOME). Consejero delegado del Grupo Galdana, reconoce su animadversión al escaparate público y avanza que su carácter al frente de la patronal hotelera «no será presidencialista, sino institucionalista», siempre con la unión –de los hoteleros y del resto de sectores menorquines– como uno de los principales objetivos. En plena «muy buena temporada» señala algunas de sus ideas para el futuro del sector y también algunos de sus temores.

¿Es posible esa unión entre el empresariado menorquín?
— Menorca es demasiado pequeña, tenemos que ir todos juntos. Hay que tener lazos con las demás asociaciones empresariales, CAEB, PIME Cambra de Comerç... Eso es fundamental para determinar el modelo económico para la Isla. No lo puede hacer una sola asociación, aunque tenemos que ser escuchados por la importancia que tenemos. Por otra parte, pedimos que se intenten consensuar todas las decisiones de ámbito político. Cualquier modificación en ese ámbito puede conllevar un cambio del modelo turístico que nos ha llevado a producir riqueza y un estado de bienestar en la Isla.

¿Temen que el cambio político en las instituciones afecte a la actividad turística?
— El trato con el Consell Insular ha sido hasta el momento de moderación. Vamos a trabajar juntos. Nosotros venimos con una política y queremos que antes de tomar decisiones se consulte nuestra opinión. Nuestro temor es sobre lo que pasa en Mallorca. Algunas cosas que se han dicho, como la esclavitud laboral que atribuyen al sector, se dicen desde el desconocimiento. Que vengan a un hotel y que luego lo digan. En cambio, el trato con la presidenta Salord ha sido exquisito. No llegaremos a un acuerdo en todo, pero nos hemos ofrecido para trabajar conjuntamente, no para guerrear.

Argumente su posición contraria a la aplicación de una ecotasa.
— Lo más simplista es poner un impuesto, el 'no nos cuadran los números, pues vamos a poner más impuestos'. Todo viene de la balanza fiscal, es deficitaria, nos falta dinero y hay que dar servicios. Totalmente de acuerdo hasta ahí. Lo tenemos que arreglar con mayor productividad y mayor actividad, lo que permitirá ingresar más en impuestos. Hay otros pasos antes. La ecotasa debe ser la cuarta o quinta solución. Antes hay un proceso de búsqueda de más productividad.

¿Qué les supondría la aplicación de ese impuesto sobre estancias?
— En Menorca la ecotasa aún será más perjudicial porque estamos penalizados en muchas cosas. Volvemos a la dependencia de los turoperadores. Tenemos contratado con ellos a tres o cuatro años, y no podemos renegociar. Si ponemos dos euros y tengo 200.000 estancias son 400.000 euros que se restan a mi cuenta de explotación. Las consecuencias pueden traducirse en una merma de puestos de trabajo. Yo no quiero tocarlo eso. No estoy contra la ecotasa. Si después de intentarlo, no se puede conseguir más dinero a lo mejor hay que recurrir a ella. Estoy contra la falta de información y por la busca de alternativas. Somos los primeros en ser solidarios, pero hay que dar un tiempo prudencial, y por lo que leemos esto es inminente. No es un no rotundo, pero tienen que darnos tiempo.


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