Manel Bonmatí (C’s), Miquel Company (PSOE), Juana Francis Pons Vila (PP), Marga Benejam (Units Podem Més) y el moderador Llorenç Allès. | Josep Bagur Gomila

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La actual senadora Juana Francis Pons Vila sabe con quien se juega la partida el próximo 26 de junio. Y no es con el PSOE, sino con Units Podem Més. Por ello Pons Vila, más suelta en el debate político, buscó en todo momento el cuerpo a cuerpo con su candidata Marga Benejam, a quien se le notó que le faltan tablas, aunque supo desenvolverse bien. Pese a que Benejam anunció que «se negaba a entrar en este enfrentamiento entre PP y Podemos», al final no tuvo más remedio y los principales encontronazos del debate entre los candidatos menorquines al Senado que se celebró el jueves en el Cercle Artístic de Ciutadella los protagonizaron los cabezas de cartel del PP y de Units Podem Més.

No solo porque presentaron modelos económicos, sociales, de representación institucional y educativos antagónicos, sino porque las puyas y las chispas saltaban en casi cada una de sus respectivas intervenciones.
«No tengo por costumbre ir al notario, como otros partidos» le soltó Pons Vila de inicio, cuando en una de las preguntas se formuló  si se comprometían a dimitir ante notario en caso de que su partido no defendiera los intereses de Menorca.

Enseguida la cuestión se desvió hacia las prospecciones, donde la senadora se convirtió en foco de todas las criticas. «Dice la candidata del PP que votó por coherencia, ¿coherencia con quién?, será con su partido», se respondió Benejam, porque «la coherencia con los intereses de Menorca fue cero», le reprochó, mientras que Pons Vila defendía su trabajo para «conseguir que las prospecciones, autorizadas por el PSOE, no se hagan».

Pero el mayor rifirrafe llegó con el transporte aéreo. Unanimidad en pedir una mejor conectividad y en desarrollar la tarifa plana en los vuelos interislas. «Durante todo este tiempo nuestros representantes en Madrid no han conseguido solucionar el tema del transporte aéreo», se lamentó Benejam. Pons Vila enseguida atacó: «Señora Benejam si se piensa que será senadora y encontrará la solución y que todo irá muy bien, está apañada». La respuesta no se hizo esperar: «Solo le ha faltado decirme, 'mira guapa calla que no te enteras de nada, que yo he sido senadora'», le contestó.

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Y la discusión subió de tono cuando la cuestión del transporte aéreo se dirimió entre la defensa del libre mercado de Pons Vila y el intervencionismo estatal, «igual que en el AVE», de Benejam.

El PSOE no fue un invitado de piedra. Su candidato, Miquel Company centró todas y cada una de sus intervenciones en atacar al PP. Eso sí en ningún momento se oyó una crítica a Podemos. Buscaba sin duda entrar en la batalla, aunque a estas alturas, incluso en las filas socialistas pocos creen en la victoria. «Ya sabemos el modelo que defiende el PP, el de la desprotección, el que hace pagar la crisis a los que peor lo pasan», le reprochó a Pons Vila. Company lo contrapuso con el modelo de «cambio» del PSOE que «busca combatir la desigualdad».  

Manel Bonmatí de Ciudadanos mostró un discurso más conciliador, sin ataques directos. Que por eso es profesor de ética. Una placidez propiciada por los choques de los extremos: «No me gusta este nuevo bipartidismo, no me gusta ni lo popular ni el populismo», sentenció. Sí que fue contundente, al contrario que el resto de candidatos, con el papel de la Cámara Alta: «Pedimos la supresión del Senado y crear en su lugar un Consejo de Autonomías».

En el debate también a preguntas del público relució la cuestión de las escuelas concertadas. PP y C's salieron en defensa de este modelo educativo, el PSOE también defendió los conciertos mientras la escuela pública no sea capaz de cubrir toda la demanda y Units Podem Més apuesta por una educación pública, laica y de calidad.