La multitud deja flores y mensajes en las cercanías del atentado para recordar a las víctimas | Agencias

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Impotencia e inseguridad son las palabras más repetidas por los franceses residentes en Menorca. Algunos de ellos compartieron con MENORCA «Es Diari» su reacción al conocer los atentados de este jueves por la noche en el Paseo de los Ingleses de Niza.

Lo primero que hizo Nadine Vivas, residente en Fornells, fue llamar: «tengo un amigo íntimo que vive en Niza y se encontraba ahí» en ese momento. Con la mano temblorosa marcó su número de teléfono y respiró tranquila al saber que se encontraba bien. Su mujer, en cambio, «se encuentra en estado de shock» tras presenciar la matanza. Nadine, que en Francia vive a escasos kilómetros de Niza, no duda en declarar que fue «una barbaridad».

Denis Lacroix, parisino retirado en Es Castell, va más allá. Se siente «absolutamente devastado». Además de la muerte de inocentes le preocupa el ataque contra los símbolos que representa el día nacional francés. Está convencido de que los atentados seguirán y que son imposibles de prevenir: «los terroristas son locos, extremistas musulmanes que solo quieren matar y atemorizar».

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Denis está asustado por la seguridad de su hijo: «Vive cerca de la ciudad. Por suerte no tengo que preocuparme por mi hija porque vive en Gran Bretaña».

La familia de Patrick James, de Sant Lluís, está más lejos, en el norte, pero eso no le quitó la angustia. A lo que más vueltas le dio anteayer fue a la posibilidad de ataques distintos: «hice volar sola a mi hija desde París el día antes y no puedo dejar de pensar en lo que le habría podido suceder si deciden atacar su avión».

Laurent Morel-Ruymen, director de hotel en Ciutadella, expresa su tristeza y también su consternación por lo sucedido: «todos creíamos que si se atacaba otra vez sería durante la retransmisión del partido de final de la Eurocopa en París, no en la costa». Lamenta que haya sucedido, además, en verano cuando más gente acude a las playas de la costa azul, que hasta ahora recordaba con cariño por asociarlas a sus años de juventud. Aunque Laurent empatice con las 80 familias que han perdido a seres queridos, no está enfadado, «sólo triste».

Gil Vautherot, que se dedica al turismo en Son Parc, sí reconoce haber sentido «mucha rabia» cuando se enteró. No lo supo hasta este viernes por la mañana, cuando el servicio de información de su móvil le alertó de la noticia. Se siente más tranquilo por vivir en la Isla, donde reconoce que se trasladó con la idea de criar a sus hijos para garantizarles la seguridad que ahora mismo no encuentra en su país de origen. Teme que se vuelva a atentar en aglomeraciones de gente como la feria de Nimes, donde vive gran parte de su familia, aunque ellos no lo vean así, dice: «No son muy conscientes y quieren seguir viviendo con normalidad». Igualmente extremará precauciones, asegura, cuando vaya por Navidades. Coincide con Patrick James en que «no se debe tener miedo, pero sí estar alerta para evitar situaciones de peligro».