Águeda Reynés y Conxa Juanola enfrentaron sus papeles en el caso Hidrobal | Gemma Andreu

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Las nuevas ordenanzas sobre los horarios de bares y locales de ocio y contra los ruidos, aprobadas anoche en un mismo lote por el pleno municipal de Maó, mermarán la capacidad de venta de cada negocio en 500 horas anuales y además genera agravios entre distintas zonas de la ciudad. Esos son los argumentos del concejal de Ciudadanos Andrés Spitzer para no dar su voto favorable, si bien reconoce avances como la ampliación en una hora la apertura de las terrazas y el desglose en dos temporadas -de junio a septiembre y de octubre a mayo- en la aplicación de las mismas.

Salvador Botella, del grupo popular, basa la discrepancia en la restricción de horarios, las prohibiciones y en la delimitación de la actividad por zonas, «no tiene sentido, han de coexistir actividades distintas, la actividad empresarial es al fin y al cabo la que crea vida», dice, para explicar la abstención. Apoya el voto en la falta de oportunidad para participar en la elaboración de unas normas que, sostiene, corresponde a toda la Corporación. Además, en su opinión, la ordenanza llega tarde para solucionar problemas como el tardeo y la califica de normativa «corta y demasiado intervencionista».

Ocio y descanso

Maria Membrive puso de manifiesto la dificultad que entraña conciliar los derechos al ocio y al descanso, una ciudad con vida y al mismo tiempo habitable, y valora haber alcanzado un término de equilibrio entre ambos. Respondió a Botella que se está trabajando para resolver el nuevo problema del tardeo, que la ordenanza no contempla directamente.

La responsable municipal de comercio destaca que se aporta un mapa municipal de ruido, que protege el núcleo urbano como zona residencial, delimita el polígono como zona industrial y ordena el puerto como zona de ocio. En el esfuerzo realizado por atender las diversas opiniones, se han recogido siquiera parcialmente varias alegaciones de asociaciones empresariales y vecinales, aunque se ha desestimado la que proponía equiparar la zona aeroportuaria a la portuaria y la que prentendía equipar el casco antiguo con zona turística.