Oficina del BMN-Sa Nostra de la calle Avenida Menorca de Maó, una de las que cerró el diciembre pasado | Gemma Andreu

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El proceso es imparable e inverso al de hace solo una década. Cierran sucursales bancarias, cambia la relación con el cliente, se pierde empleo y se transforma el paisaje urbano. Hace poco más de cuatro años, había 92 oficinas bancarias en Menorca y hoy son 68, lo que supone que la cuarta parte ha desaparecido en este periodo por causas que van más allá de la crisis y que tienen como principal motivo la reestructuración del sistema bancario.

Además de las oficinas han desaparecido del mapa bancario algunas firmas que llegaron en los años de crecimiento económico y no soportaron los primeros vientos de la recesión. Hoy sobrevive una decena de marcas, entre las que se mantiene Deutsche Bank como única empresa extranjera tras la absorción de Barclays por La Caixa.

Esta es precisamente la firma que mantiene la red de oficinas más amplia en la Isla, a pesar de que en este último periodo de cuatro años, solo en Maó, ha concentrado tres oficinas en una y ha cerrado otra. El Banco Mare Nostrum, actual marca de Sa Nostra, es con 12 sucursales la siguiente, aunque en solo unos meses desaparecerá también esta marca tras la fusión con Bankia, que tiene previsto eliminar 99 sucursales en España, 35 de ellas en las Islas, la mayor parte en Palma. En Menorca, después de la clausura en diciembre de dos oficinas, no se prevén más cierres al no existir problemas de solapamiento con oficinas de Bankia.

En 2008 todavía se abrían nuevas sucursales. Qué ha pasado desde entonces para que se haya producido lo que eufemísticamente los propios bancos llaman «ajuste en el número de oficinas de atenció a sus clientes». Entre una fecha y otra ha pasado la peor crisis económica en medio siglo, que supuso un punto de inflexión para el negocio bancario, con importantes operaciones corporativas de concentración y con ajustes generalizados de capacidad por parte de las entidades. Por este motivo, la recuperación económica no ha propiciado un cambio de tendencia.

Además de la crisis aludida, los hábitos del consumidor y su relación cada vez más habitual con el comercio a través de internet crece y las empresas, que buscan eficiencia, concentran los puntos de atención personal.

El 'wall street' de Maó

Una mirada con más amplia perspectiva revela que no hace tanto, en 2009, se alcanzó el techo de 108 oficinas. Desde entonces la reestructuración ha sido fulminante y todas las fuentes consultadas coinciden al señalar que se mantendrá esa línea. Un veterano empleado, con aire de añoranza, recordaba que en los años 80 llamaba a Ses Moreres el «wall street» de Maó por la acumulación de bancos en esa calle donde hoy solo resiste BMN.