Dos de los tres profesionales desplazados a la Isla para la reparación. | Javier Coll

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Una de las aspas del molino número tres del parque eólico de Milà sufrió a finales del año pasado el impacto de un rayo. La 'herida' no impidió su funcionamiento (es uno de los dos que no están parados por avería) pero sí lo dificultó, porque provoca un exceso de vibraciones que se trasladan al conjunto del aparato y repercuten en su funcionamiento. La reparación no es sencilla. Obliga a colgarse mediante cuerdas a una altura considerable (cada molino mide 50 metros, y cada aspa, 27,5 metros). Para llevar a cabo esta tarea se han desplazado a la Isla tres profesionales especializados de la empresa Ingeteam, que durante tres días se dedicarán a reparar el aspa afectada y a revisar el estado de las del resto de molinos del parque. De esta manera se aprovecha su desplazamiento.

Que las aspas de los molinos del parque de Milà reciban el impacto de un rayo no es nada extraño. De hecho, es algo que sucede de forma habitual. Los atraen por su altura, su material y los componentes que incluyen, según explica el ingeniero técnico industrial responsable de la instalación, Rafa Muñoz. No obstante, lo habitual es que sean absorbidos y la descarga que generan derivada hacia la tierra para reducir su efecto a la mínima expresión. Pero en este caso no fue así, por lo que se produjo el desperfecto en la estructura, una quemadura considerable. «El rayo no siempre se absorbe de la misma manera», comenta Muñoz a pie de parque.

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