Los efectos del episodio de hace una semana fueron devastadores

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Agustí Jansà, exdelegado de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Balears y colaborador honorífico del Laboratori Interdisciplinar de Canvi Climàtic de la UIB, considera que «el cambio climático supone un aumento de la temperatura y, por tanto, la atmósfera retiene más agua evaporada del mar, está más caliente y húmeda, contiene más energía y aumenta su capacidad de producir lluvias intensas y fenómenos meteorológicos extremos».

En cualquier caso, Jansà señala que «es más fácil relacionar episodios de altas temperaturas con el cambio climático que los de precipitaciones intensas, que son más irregulares y de las que no hay suficientes datos para establecer una estadística continuada».

El meteorólogo destaca que «de los veranos muy cálidos de 2003 y 2017, con una diferencia superior a los 3 grados respecto a la media de la estación, se puede deducir que la probabilidad de estíos tan calurosos es ahora más alta que en épocas anteriores. En 2003, se registraron en Europa unos 70.000 fallecimientos relacionados con la ola de calor de ese verano. También hubo miles de muertos en Rusia durante su ola de calor de 2010 y las temperaturas de este verano en Escandinavia no tienen precedentes».

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Balears ha pasado un octubre negro en cuanto a meteorología. La torrentada de Sant Llorenç ha dejado un trágico balance de trece muertos y Menorca ha pasado varios días sin electricidad por el paso de un cap de fibló.

Agustí Jansà indica que «estos fenómenos no son extraños, aunque el cap de fibló de Menorca destaca por la longitud de su recorrido, de unos 20 kilómetros, cuando lo habitual es de unos 2-5 kilómetros. Puede ser que este cap de fibló, que es un aire en ascenso que gira a gran velocidad, se viese acompañado de un esclafit, que es un descenso brusco de aire sin giro que al llegar al suelo se expande como una explosión».

Respecto a Sant Llorenç, el exdirector del Meteorològic comenta que «cada cierto tiempo, unos años, se dan precipitaciones de más de 200 litros en la Serra. En el resto de la Isla es más difícil, pero en el Llevant de Mallorca tenemos el precedente de 1989. Las precipitaciones intensas son comunes en el Mediterráneo, forman parte de nuestro clima y en el Llevant de Menorca, en septiembre de 2015, cayeron cerca de 200 litros. No tenemos una cultura de riesgo y siempre pensamos que no nos tocará».