Jóvenes talentos mantuvieron el viernes una reunión con Susana Mora y Miquel Company (Consell), Llorenç Huguet (UIB) y Marc Pons (Govern).

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Lau Mercadal, doctor en informática, trabaja en el Centro Nacional de Supercomputación de Barcelona. Gemma Rotger, en la recta final de su doctorado también en informática por la UAB, aún no sabe cuál va a ser su futuro. Pero ambos coinciden en que no ven opciones para jóvenes con su perfil de regresar a la Isla y encontrar un empleo en el que puedan desarrollar sus habilidades profesionales. «Nos gustaría que en el caso de querer regresar a Menorca pudiéramos tener una oportunidad real de trabajar y forjar una estabilidad profesional» afirman. Ahora, imposible.

Con sus ejemplos evidencian que el empleo altamente cualificado en Menorca es ahora solo una utopía.

Un grupo de estudiantes e investigadores mantuvieron el viernes una reunión con la Universitat de les Illes Balears, Govern y Consell para tratar de resolver el problema de falta de empleo para personal altamente cualificado, un hecho que imposibilita el regreso a casa una vez finalizados los estudios. El conseller Marc Pons organizó el encuentro después de que le trasladaran esta inquietud que existe entre el colectivo. Y es que, aseguran sin ambages, que «cuantos más estudios tengas más difícil es volver, cuando superas el máster, puedes olvidarte de Menorca». No hay trabajo para todos.

Además, les entristece que haya jóvenes que han estudiado una decena de años y que al final se vean abocados a ocupar puestos de trabajo que no coinciden con su currículum formativo. «Tenemos amigos matemáticos que acabaron trabajando de camareros», espetan.

Menorca se ha acomodado en el monocultivo del turismo, lo que ha derivado en que otros sectores profesionales no se hayan desarrollado. Además, todo cuanto envuelve al sector de la hostelería y la restauración requiere formación pero sin altas cualificaciones, consideran. Esta realidad ha abocado a la Isla a que todas aquellas personas que han apostado por otros sectores se hayan visto expulsados, laboralmente hablando. Y ahí es donde este grupo quiere incidir para revertir la situación.

Los jóvenes tienen claro que Menorca debería aprovechar la oportunidad que le ofrece la declaración de Reserva de Biosfera para abrir su mercado laboral. «Una reserva de biosfera ligada a la modernidad para hacer de Menorca una isla sostenible permitiría traer otros campos profesionales muy interesantes», asegura Lau Mercadal, a lo que Gemma Rotger agrega que «es necesario crear nuevas mentalidades empresariales y renovar, a su vez, sectores tradicionales para dar cabida a todos estos jóvenes talentos». «El sector de la energía abriría, a modo de ejemplo, el campo de la investigación y crearía nuevos puestos de trabajo que requerirían altas cualificaciones», opina Mercadal.

Han dado un primer paso de contacto y de alerta a los políticos para que conozcan de primera mano las consecuencias de este éxodo. Porque la fuga de jóvenes al extranjero sigue imparable. Es la isla que mayor movimiento registra y el día 1 de enero de 2018 tenía inscritas a casi 800 personas de edades comprendidas entre los 15 y los 34 años residiendo fuera de España. Si aumentamos la franja de edad hasta los 39 años, la cifra crece hasta superar los mil menorquines (son 1.012) al extranjero, según el Instituto Balear de Estadística (Ibestat). Estos datos se disparan con los jóvenes que estudian o trabajan en otras comunidades autónomas españolas sobre lo que no hay cifras precisas. Es, ante este vacío, que el grupo ha puesto en marcha una plataforma para la inscripción de menorquines con estudios superiores que residen fuera de Menorca y que estarían dispuestos a volver si se les diera la oportunidad de desarrollar sus habilidades formativas y profesionales. Lanzada el viernes por la tarde, ayer ya disponía de una decena de inscritos.