Antoni Orfila consiguió ampliar y cambiar el uso de su boyera al amparo de la Norma Territorial Transitoria. | Gemma Andreu

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«Esto no puede ser, algo tiene que cambiar». Sopla, gesticula, resopla y vuelve a gesticular Antoni Orfila cuando habla del asunto. Y no solo de su caso particular. «Es un desastre, una ruina para todos», convencido de que supone un freno para inversiones que serían beneficiosas para la Isla. Relata sin esfuerzo diversas situaciones de escollos similares y síntomas de que no hay voluntad de enmienda. Su experiencia entre duplicados y certificados es un ilusionante proyecto de reconvertir una boyera en desuso cerca de Sant Climent en su residencia que le ha ocasionado cuatro años de papeleo. Los últimos dos simplemnete para obtener la licencia de ocupación del Ayuntamiento de Maó y, con ello, la cédula de habitabilidad del Consell. Hace apenas unas semanas que los tiene.

Pese a ello, Antoni Orfila y su familia llevan dos años residiendo en su domicilio soñado. «Sí, en cierto modo se puede decir que he vivido en mi casa de forma ilegal». Sin cédula no se puede beneficiar de servicios como el suministro de agua o de electricidad desde la red general. Para Orfila esto no ha sido un problema, ya que su vivienda es autosuficiente, con un aljibe, placas fotovoltaicas con suficientes baterías y un filtro verde.

Antoni Orfila se benefició de la NTT aprobada por el PP a finales de 2014. Solicitó el permiso de obras que tardó quince meses en tramitarse, motivo de su primer desespero respecto al atasco burocrático de la administración pública. Es un manitas, con lo que las obras de acondicionamiento y ampliación de la boyera apenas se demoraron tres meses. Estaban listas en otoño de 2016. Poco después, a comienzos de 2017, empezó a vivir en el campo y en paralelo solicitó la licencia de ocupación al Ayuntamiento de Maó. Se la concedieron hace apenas unas semanas y, casi de inmediato, ha obtenido la cédula de habitabilidad. Asegura que en todo este tiempo no se le requirió ninguna subsanación de deficiencias ni documentación complementaria. Solo esperar. Y ya se sabe que quien espera...

Filtro verde

En el verano de 2017 la familia Orfila obtuvo una ayuda para la instalación del filtro verde que requería la licencia de ocupación. Desde el Consistorio, consciente de lo que tardaría la cosa, le ofrecieron un posible atajo. Solicitar entonces ya la cédula al Consell. «Esto me ha permitido acelerar este último paso, si me hubiera esperado a tener la licencia para pedir la cédula...». Pese a que asegura que ha sido un calvario tanta espera por los malditos papeles, Antoni Orfila no escarmienta. Medita solicitar una ayuda al Govern para ampliar su instalación fotovoltaica.