Camí de Trepucó de Maó | Gemma Andreu

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Estrecho. Muy estrecho. Sin arcenes. De doble sentido. Y de serpenteante trazado. En verano, se dispara la circulación por la vía y, en consecuencia, aumenta también el peligro. Desconocen cómo es la vía y algunos discurren a gran velocidad. Así definen los vecinos del Camí de Trepucó, Camí Llarg y alrededores la realidad con la que deben lidiar a diario.

Estos caminos rurales ubicados a dos pasos de Maó, Es Castell y Sant Lluís se convierten en vías alternativas a las circunvalaciones para evitar el gran tráfico que se concentra en ellas. Y, por tanto, la densidad de vehículos se traslada también a estos caminos. Además, suman los turistas que visitan el talaiot de Trepucó. Y «las curvas del camino tientan a los genios del volante», resume una vecina.

El tramo inicial del Camí de Trepucó -que nace en el cementerio de Maó y que discurre hasta el cruce de acceso a los institutos- es de una sola dirección y, por tanto, no registra el nivel de riesgo de los siguientes tramos. Y pese a estar señalizado como Zona 20 al ser área escolar, el cumplimiento de este límite de velocidad es más bien escaso.

Pasado este tramo, empieza la gran aventura al volante. El camino pasa a ser de dos direcciones. Tiene una anchura reducida, en algunos tramos los dos vehículos no caben y menos cuando son camiones o grúas.

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