El sector del transporte, con guantes y mascarilla, vivió una jornada bastante ajetreada | Gemma Andreu

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Por prohibición directa en la mayoría de los casos y por inercia en el resto, numerosos negocios ubicados en los polígonos industriales, cerraron este lunes. La actividad se redujo en torno al 50 por ciento.

Abrieron, por ejemplo, empresas de suministro, ya que de ellas dependen tanto los constructores como el diverso colectivo de profesionales autónomos y cerraron algunos talleres de reparación de automóviles. Se puede acudir a los centros de trabajo, pero se limita la atención directa al público. La interpretación de esa directriz creó dudas que unos resolvieron trabajando y otros cerrando.

Además de esa duda, se plantean medidas de protección en confrontación con el derecho a trabajar. Dos de las más importantes industrias manufactureras como Pons Quintana y Mascaró mantuvieron este lunes la producción.

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La última, sin embargo, ha anunciado que cerrará desde este martes la planta de fabricación de Ferreries al igual que las tiendas de la marca en Francia, España e Italia. En estos dos últimos países ha de hacerlo de todos modos por orden del Gobierno. Aduce «la excepcional situación de emergencia sanitaria que vivimos» y por ello ha decicido priorizar esfuerzos en garantizar la salud de empleados, clientes y colaboradores «así como el futuro de la empresa».

Para la producción, pero siguen trabajando los directivos, creativos y comerciales desde las oficinas de Londres, Barcelona y Ferreries para, una vez pasada la crisis, volver a la normalidad.

Quesería Menorquina, con centenar y medio de trabajadores decidió mantener la actividad tras implementar teletrabajo en la medida de lo posible, que en el conjunto es poco, y protocolos de funcionamiento interno preventivos.

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