Martin Varsavsky, confinado con su familia en Torrenova (Alaior), afirma que «el uso de la Policía y el Ejército como se ha realizado en España no se ha llevado a cabo en ningún otro sitio»

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Emprendedor, empresario y creador de la aplicación ‘Coronamadrid’ –una web pionera que nace a petición de la presidenta Isabel Díaz Ayuso para la autoevaluación del coronavirus–, Martin Varsavsky (Buenos Aires, 1960) afronta el confinamiento con su familia en una finca que adquirió en Alaior: el lloc Torrenova.

Aislado en una isla, ¿cómo vive estos días de confinamiento en Menorca?

—Me dedico al trabajo y a la dirección de mis empresas de tecnología pero, como estamos viviendo en una finca, mi familia y yo dedicamos gran parte de nuestro tiempo a la agricultura. Estamos mejorando muchísimo esta finca, que tenemos desde hace 18 años, pero en la que nunca habíamos pasado 40 días sin poder salir como ahora. Tenemos muchas tareas y cosas que se pueden hacer aquí, incluso salvar la arqueología ya que aquí ha vivido gente desde hace miles de años.

¿Cuáles son sus vivencias?

—Mis hijos están acostumbrados a que viaje dos veces por semana y a que esté de siete a diez días fuera de casa. Tienen entre 3 y 14 años y nunca me habían visto tanto tiempo en casa, por lo que están muy contentos de que estemos toda la familia junta. Además, al estar pasando el confinamiento en la finca tenemos un privilegio que lamentablemente la mayoría de los niños no tienen, poder disfrutar de la vida en el campo. Mis hijos no están pidiendo el fin de la cuarentena, es paradójico pero es así, estamos pasando mucho tiempo feliz y de calidad en familia.

¿Por qué escogió Menorca para el aislamiento domiciliario?

—Trabajo en el sector de la salud, dirijo la cadena de clínicas de fertilidad más grande de Estados Unidos y contacto a diario con científicos y médicos. Desde hace años había pensado que podría venir una pandemia y teníamos un plan para refugiarnos en Menorca donde también solemos pasar alguna temporada en invierno y no solo en verano. El 23 de febrero, cuando estaba empezando todo, ya estábamos en Menorca por lo que nos aislamos aquí con comida y sin contacto social. El plan funcionó y estamos aislados pero felices.

¿Cuándo empezó a preocuparse por el coronavirus?

—Creo que el primer post lo escribí el 29 de enero y en él comenté que iba a ser más grande que el cambio climático y todos pensaron que estaba loco.

¿Cree acertadas las restricciones por el estado de alarma?

—El Gobierno primero avivó el fuego de la pandemia y después le echó demasiado matafuegos. Eso funcionó mal porque se enfocaron mucho en los niños que no es el grupo más vulnerable de este virus y, en cambio, permitieron muchas excepciones para que los mayores pudieran salir. Estoy a favor de que los mayores salgan a caminar o a hacer cosas saludables, pero estos son el 92 por ciento de los fallecidos y tendríamos que haberles ayudado con acciones solidarias como llevarles la comida a la casa y evitar que vayan a sitios como supermercados. Aunque ha bajado el contagio, este grupo, que son los más vulnerables por la covid-19, siguen yendo a lugares en los que pueden contagiarse. Tendríamos que haber formado una cadena solidaria con los mayores y dejar que el resto de la sociedad se moviera porque es indispensable la libertad para la democracia. El uso de la Policía y el Ejército como se ha realizado en España no se ha llevado a cabo en ningún otro sitio. En el resto de Europa los niños pueden salir de manera aislada y los deportistas hacer deporte. España tuvo una reacción muy autoritaria y mal pensada.

¿Ha faltado diligencia y ha fallado la prevención?

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—Por ahora no tenemos tratamiento para este virus y no tenemos vacuna, pero lo que sabemos es que lo que funciona para hacerle frente es un aislamiento inteligente y lo que hemos hecho ha sido un aislamiento ineficaz, no enfocado en las víctimas y extremadamente duro con los niños y los jóvenes que no son los grupos de riesgo. Me gusta mucho lo que han hecho otros países de Europa como Alemania con más tests y un aislamiento inteligente o inclusive Suecia, que dejó los colegios abiertos y asiló a los mayores. Y aunque cuenta con más personas fallecidas que Noruega y Finlandia, por millón tiene mucho menos que Holanda, Francia, España e Italia.

¿Considera que deben realizarse tests masivos?

—Sí, de anticuerpos para saber quién ha pasado la enfermedad y también de PCR para saber quién está infectado.

¿Le preocupan los asintomáticos como potenciales agentes transmisores del contagio?

—No tenemos cura para la covid-19 y este virus es increíblemente contagioso. La única buena noticia es que no es tan letal como pensábamos, probablemente mata a una persona de cada 500 o una persona de cada 1.000 y no a una de cada 10 como decían las primeras cifras de Sanidad. Creo que el contagio es inevitable y que la única forma para frenarlo es no saturar el sistema público de salud.

¿Cuándo se conseguirá la vacuna contra el coronavirus?

—La vacuna se va a obtener de 12 a 24 meses ya que hay muchísima gente trabajando en ello, pero creo que es más probable tener un tratamiento que una vacuna porque los tratamientos se prueban en los enfermos y las vacunas se valoran en las personas sanas.

¿Hasta cuándo debe mantenerse el confinamiento?

—En Balears yo levantaría el confinamiento ya mismo, sin duda en Menorca donde casi ya no hay contagios desde hace muchos días.

¿Considera que Menorca reúne las condiciones para iniciar la desescalada?

—Menorca es la isla perfecta para desescalar. En Menorca podríamos circular libremente manteniendo un aislamiento razonable en el que la Policía no tenga que intervenir ya que la gente aquí es muy educada. Las personas deben juzgar por sí mismas cómo protegerse, especialmente los mayores. Lo dejaría al criterio de los ciudadanos y sacaría la Policía de por medio. Por cierto, me da pena que se haya usado para algo que los menorquines podríamos haber controlado por nuestra cuenta.

Como conocedor de la realidad menorquina, ¿se reactivará la economía insular?

—La única manera para que se reactive la economía de Menorca es dejando volver al turismo. Primero yo dejaría volver ya mismo a todos lo que tienen segundas residencias, ya que no son muchos y hacen gasto, contratan servicios como electricistas, pintores o fontaneros y van reactivando la economía. Por eso les permitiría volver a sus segundas residencias antes que al turismo de masas ya que estos últimos tienen un mayor peligro de contagio y una contribución mucho menor a la economía. Más tarde dejaría abrir a los hoteles más pequeños y por último a los más grandes. Sí que creo que se puede reactivar la economía, pero lamentablemente en Menorca es muy difícil sin el turismo.