Gonzalo Mercadal, de Negré Peluqueros, adapta su local a las normas sanitarias | Gemma Andreu

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Causó cierta extrañeza cuando en la primera de las múltiples comparecencias que ha hecho el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, incluyó las peluquerías como actividades esenciales que podían mantenerse abiertas, aunque al día siguiente limitó el trabajo a los servicios a domicilio por causas sanitarias y de higiene. Transcurrido un mes y medio, este próximo lunes los locales del gremio podrán abrir a las personas ansiosas por arreglar su cabello, fundamentalmente, después de tanto tiempo sin poder hacerlo debido al confinamiento.

Desde el anuncio del presidente el martes, la reserva de citas ha provocado una avalancha de llamadas a las peluquerías porque en la fase 0 de la desescalada, desde el lunes hasta el 11 de mayo, hombres y mujeres pueden concertar el horario disponible en sus locales habituales.

Sin embargo esta apertura pautada plantea confusión entre los profesionales del sector que no saben, por ejemplo, si solo podrán atender a una persona en el local, o podrán entrar varias al mismo tiempo y en qué condiciones. Los propietarios han ido aplicando los cambios más obligados en sus peluquerías para evitar la aglomeración de clientes y adaptarse a las nuevas medidas sanitarias generales, aunque los protocolos específicos para este tipo de actividad en el que la proximidad entre el profesional y el cliente es inevitable, aún no han sido publicados en el BOE.

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Por este motivo «no es seguro que abran todos, algunos prefieren esperar al día 11, porque aún no conocemos con exactitud los protocolos de seguridad que hemos de cumplir ahora», explica Teresa Ballester, presidenta de la asociación de profesionales de peluquería adscrita a Pime. Adecuar esas normas al tamaño de los locales es otro de los impedimentos a los que se enfrenta el sector, especialmente en los de menor superficie.

¿Podrán trabajar todos los empleados de un salón a partir del lunes?, es una de las cuestiones que no está clara. Gonzalo Mercadal, de Negré Peluqueros, en Maó, afirma que, en principio, todo su personal trabajará para atender la avalancha de citas concertadas. El peluquero ha reducido a la mitad el número de sillones que ocupa la clientela y anulado la sala de espera, entre otras medidas para asegurar la separación. «Si hay demanda, y las clientas entran cuando tienen su hora, no hay razón para que no trabajemos todos en nuestro horario normal, entiendo, porque se guardará la distancia y habrá espacio suficiente entre ellas», indica el dueño del salón.

Las peluqueras deberán trabajar con los equipos de protección individual y dedicarse en exclusiva a una clienta o cliente, es decir, no podrán atender a dos al mismo tiempo. Todo el material deberá desinfectarse una vez concluya el servicio. La clientela también deberá usar mascarilla y guantes.

A partir del 11 de mayo, en la fase 1, las peluquerías podrán abrir al 30% del aforo y se establecerá un horario de atención preferente para personas mayores de 65 años, que se mantendrá durante la fase 2. En la fase 2 el aforo podrá subir al 40% y en la fase 3 al 50%. Tanto durante la fase 2 como la 3 se mantendrán las medidas de distancia entre clientes. Estas medidas, en todo caso, no serán oficiales hasta que no aparezcan publicadas en el BOE.