Los vecinos se quejan de cortes de agua y de electricidad y de las dificultades para acceder a sus viviendas.

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Son Carrió ha recibido el verano con la imagen más repudiada en estas fechas, obra pública en plena calle, que dificulta la vida vecinal y crea la antipostal turística. El retraso de estos trabajos también es consecuencia de la covid-19, comenzaron más tarde de lo previsto y con las medidas de seguridad exigidas, circunstancias que han impedido ser finalizados antes, como estaba previsto.

Parar las obras ahora tampoco es solución porque sería prolongar la complicación que el estado actual causa a los vecinos, según la reflexión de José López, responsable municipal del mantenimiento de la vía pública. La incomodidad se prolongará todavía dos semanas, de acuerdo con el plazo estimado por el contratista. «Somos conscientes de las quejas vecinales, tienen razón, un mes de julio no puede haber calles abiertas, pero es mejor acabarlas que paralizarlas», declara el teniente de alcalde.

Infraestructura
Las obras consisten en la renovación de la infraestructura de pluviales, abastecimiento de agua potable y nueva red eléctrica, razón de la profundidad de la excavación llevada a cabo.

López explica que la iniciativa de renovación de los servicios soterrados y el deteriorado asfalto surgió precisamente de una visita a barrios y urbanizaciones de Ciutadella para detectar las necesidades de mejora más urgente.

Los vecinos recibieron con satisfacción la llegada de las máquinas y la modernización, en una primera fase, de tres calles, las que ahora se hallan sin asfalto. Sin embargo, llegar a estas alturas de verano en estas circunstancias genera problemas no solo de tránsito. Los trabajos han supuesto cortes de agua y de suministro eléctrico, en un caso durante toda la noche», según relatan. El acceso a las viviendas tampoco es fácil, sobre todos para los residentes mayores al llegar con la compra.