El Aeropuerto de Menorca ha visto reducido a un tercio su actividad propia de un septiembre. | David Arquimbau Sintes/ Efe

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La reducción de las rutas internacionales a cifras residuales, el severo descenso en la utilización de la conexión interinsular por aire y las significativas bajadas del tráfico aéreo con las dos principales ciudades españoles abocó al Aeropuerto de Menorca a un descenso del número de pasajeros del 65 por ciento en septiembre. El porcentaje de caída es muy similar al experimentado en julio, primer mes tras la recuperación de la movilidad, (67 por ciento) y peor que agosto (53), donde se produjo un cierto atisbo de temporada turística.

A pesar de ello, el comportamiento del Aeropuerto de Menorca en septiembre fue ligeramente mejor que el experimentado en el resto de islas. Así, en el aeródromo mallorquín de Son Sant Joan el volumen de tráfico de pasajeros se redujo en un espectacular 86 por ciento, mientras que Eivissa lo hizo un 76 por ciento. Se acentúa así un comportamiento dispar que ya se apuntaba en los meses precedentes, con Menorca como el aeropuerto balear que menos padece los efectos de la pandemia.

En Menorca, los vuelos internacionales fueron en septiembre testimoniales. Sus pasajeros no llegan al 10 por ciento del tráfico total del Aeropuerto. Los algo más de 15.000 usuarios procedentes de otros países se quedan muy lejos de los aproximadamente 275.000 de septiembre del año pasado. Mucho tiene que ver en todo esto la práctica desaparición de las personas que se mueven entre la Isla y el Reino Unido, que han pasado de 163.000 a poco más de 5.000. Otros mercados extranjeros suman más pasajeros que el británico, como Francia, aunque siempre con cifras bajas de apenas un puñado de miles.

Palma se desploma

En cuanto a las principales rutas nacionales, Palma es el que peor comportamiento presenta, con un volumen de pasajeros que se queda a la mitad respecto al año pasado. Viene siendo tendencia, con el barco empujando con fuerza como alternativa para moverse con Mallorca. Madrid y Barcelona ofrecen evoluciones interanuales similares, con descensos del 33 y del 35 por ciento respectivamente.