El concejal Enric Mas y el alcalde de Maó, Héctor Pons. | JOSEP BAGUR GOMILA

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El pleno extraordinario del Ayuntamiento de Maó aportó poca información adicional a la controversia de la vacunación del concejal Enric Mas. El equipo de gobierno, que exhibió una unión profundamente meditada por parte de Ara Maó como reconoció Conxa Juanola, se amparó en la técnica de los protocolos y las indicaciones de Salud. El PP, promotor de la sesión, apeló a los mismos protocolos pero con una interpretación opuesta, así como a la «falta de ética» del propio Mas y el alcalde Héctor Pons, a quienes calificó de «indecentes» y «mentirosos» por haber ocultado la inyección.

El popular Mateo Ainsa aseguró que no hay interpretación posible de los protocolos que ampare la vacunación. Cuestionó que Mas esté tan metido en el geriátrico como asegura y, aun si fuera así, le espetó que «cuando se vacuna, es usted quien decide pasar por delante de otros colectivos. Debería haber renunciado y trabajar telemáticamente. Se ha aprovechado de su cargo». Sacó a colación el «zasca» de la concejala de Ciutadella. A esto, María José Camps, en nombre del equipo de gobierno, le reprochó desconocimiento del funcionamiento del geriátrico, apelando de nuevo a la constante y necesaria presencia física del edil en la residencia y a que la vacunación comenzó con un brote todavía coleando. El propio Mas intervino por alusiones, «el objetivo era evitar la entrada del virus, y mi deber cumplir la normativa. Un brote implica que las decisiones se deben tomar in situ». Camps inquirió al PP sobre si cree que Mas debía desobedecer una indicación de Salud.

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Otro flanco del ataque del PP fue la inexistente información formal sobre el hecho antes de publicarse, incluso en el pleno en que se abordó el asunto. «Si no había nada que ocultar, nos podrían haber informado», expuso Ainsa, «es algo muy grave, tengan un poco de vergüenza, pidan perdón y dejen el cargo». De nuevo, el equipo de gobierno se limitó a acogerse a la normativa, a que se actuó sin vulnerar artículo alguno, para pasar al contragolpe «niegan la evidencia, ensucian y mienten», reprochó Camps al PP.

Desde Ciudadanos, María Pons criticó más al PP por forzar el pleno y cobrar las dietas (ella renunció, como el equipo de gobierno, a cobrarlas) que al propio Enric Mas, sobre el que se limitó a formular preguntas. «Antes de pedir dimisiones queremos saber la verdad». Conxa Juanola justificó la unidad del pacto en que se dan por satisfechos con el relato ofrecido por Mas y Pons.