Josep Borràs, totalmente recuperado y sin secuelas, ejerce en el Hospital Mateu Orfila | Josep Bagur Gomila

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Nunca supo dónde se contagió del SARS-CoV-2. Josep Borràs, médico de familia que ha ejercido en urgencias y ahora lo hace en cuidados paliativos del hospital, conocía el protocolo establecido a comienzos de 2020 sobre la pandemia. No había viajado al extranjero y menos a una zona de riesgo, pero el coronavirus ya circulaba en España, y él se convertía el día 6 de marzo por la noche en el primer enfermo de covid-19 que ingresaba en el ‘Mateu Orfila’. «Esa noche del 6 al 7 no tenía muy claro lo que iba a pasar», confiesa. La pandemia que asolaba el mundo entraba en Menorca y solo una semana después todo el país inició uno de los confinamientos más severos de Europa tras decretarse el estado de alarma. Borràs, a sus 59 años, recuerda aquellos momentos como unos de los más duros de su vida.

¿Está totalmente recuperado?

—Sí, al cien por cien, estoy como antes de pasar la enfermedad, no tengo secuelas, no he notado nada.

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Se convirtió en protagonista sin quererlo, cuando la enfermedad era una gran desconocida ¿nunca averiguó dónde se infectó?

—No, nunca lo supe, había realizado alguna visita a enfermos con cuadros gripales, también había estado una semana antes en Barcelona, por trabajo, y unos días con la familia en Palma. Noté unos síntomas que asocié con la gripe y pasé esos días a base de ibuprofeno, pero luego empecé a notar un agotamiento extremo, ya el 6 de marzo, viernes por la mañana, me sentía agotado solo para llegar desde el coche hasta la planta del hospital.

¿No sospechó que fuera covid?

—Yo no cumplía ninguno de los criterios entonces vigentes, no había viajado a extremo oriente ni al norte de Italia, donde estaba extendida la pandemia, y no había tenido contacto con nadie que hubiera estado allí.

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