El epidemiólogo Maties Torrent loa el trabajo de testeo, rastreo y aislamientos que se ha llevado a cabo en la Isla. | JOSEP BAGUR GOMILA¶

TW
9

Desde que la pandemia de covid-19 llegó a Menorca a principios de marzo del año pasado se ha registrado en la Isla el fallecimiento con el virus de 35 personas, una tasa de mortalidad muy reducida si se la compara con la gran mayoría de las comunidades autónomas y con la media nacional, que según los datos recogidos por el Ministerio de Sanidad, es más de cuatro veces superior a la menorquina. Dicho de otra forma, si se aplicase en Menorca esa tasa media del conjunto de España el número de personas fallecidas en este periodo se habría elevado a 153.

Haciendo esa misma operación con la tasa de otras comunidades se observa como solamente Canarias registra una tasa de mortalidad inferior. La Isla sale también muy bien parada si se la compara con el conjunto de Balears, donde la mortalidad prácticamente se ha doblado. Si Menorca cumpliese con la media balear ya se contarían 61 fallecidos por covid-19. En otra escala se mueven comunidades como Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León, La Rioja y la Comunidad de Madrid. Con sus tasas de mortalidad Menorca superaría con creces los 200 fallecidos.

Noticias relacionadas

Son datos expuestos por el epidemiólogo menorquín Maties Torrent en la segunda de las cuatro jornadas programadas en el marco del seminario «Menorca, un laboratorio para avanzar ideas en un mundo de pandemias», organizado por el Institut Menorquí d’Estudis (IME). Torrent señala a aspectos propios de la idiosincrasia menorquina como la responsabilidad de la población, para explicar la baja incidencia del virus en la Isla –tres veces inferior a la media nacional–, pero especialmente al trabajo de las Unidades Volantes de Atención al Coronavirus (UVAC) y el laboratorio del ‘Mateu Orfila’, con testeos, rastreos y aislamientos «más allá de lo que dictaba cualquier protocolo».

Torrent destacó que la gran mayoría de casos que se están registrando ahora, igual que los rebrotes tras la primera ola, son importados y se mostró partidario de reforzar los controles de entrada a la Isla y de hacer un mayor seguimiento de los visitantes. En ese sentido, apuntó a las estrictas medidas aplicadas en Nueva Zelanda, la llamada estrategia ‘covid-0’, consistente en erradicar el virus y obligar a los visitantes a presentar PCR y a mantener 15 días de aislamiento. Llamó la atención sobre la poca fiabilidad del sistema actual, que crea «una ventana ciega» de entrada del virus ya que se da el caso de personas que dan positivo en la Isla con PCR en origen y test de antígenos en el aeropuerto negativos.