Los fondeos en la bahía de es Grau tendrán un tope de 260 y solo podrán utilizar boyas ecológicas. | Gemma Andreu

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El Plan Rector de Usos y Gestión (PRUG) del Parque Natural de S’Albufera des Grau incluye los criterios para el aprovechamniento pesquero de la zona marina incluida en el área del parque, que suman 2.897 hectáreas. Entre estos se incluye la regulación del tiempo de calada de las redes, que será similar al establecido ya en las reservas marinas para las embarcaciones profesionales autorizadas.         

El anexo dos del Plan, que recoge los criterios para regular la actividad pesquera, no limita, sin embargo, el número de licencias o de barcas que faenan en la zona. Las medidas en su conjunto se inspiran en la regulación de las reservas marinas de Fornells y de la Illa de l’Aire, que especifican el tipo de redes y tiempo de calada para cada una de ellas.

Se trata de criterios que han de orientar un plan específico posterior tanto para la pesca como para la actividad cinegética en los numerosos llocs incluidos en el área del parque o que forman parte de la Xarxa Natura 2000 en la costa este de Menorca y otras actividades habituales.   

Anclas

En cuanto a regulación específica, el PRUG destaca la referida a todos aquellos aspectos de protección de especies terrestres y marinas amenazas. Así, se establece la prohibición de echar el ancla sobre las praderas de posidonia, ya protegidas por otras normativas, y tampoco sobre las de ‘algueró’ (cymodocea nodosa), o seba en castellano.

Es esta una planta fanerógama, como la posidonia, y presenta la misma estructura de rizoma, tallo y hojas. No suele habitar en las calas y lugares más habituales de fondeos del entorno del Parque de Es Grau, pero, como la posidonia, está en riesgo de regresión y, por tanto, se hace necesaria una mayor protección.

No se establece una prohibición específica de lugares donde habita esta fanerógama sino evitar dañarla o arrancarla.

«No se trata tanto de prohibir o restringir la actividad en espacios sensibles sino del cambio de hábitos en beneficio del interés general. Hoy agradecemos que se nos impida jugar en las dunas como hacíamos en la infancia, ahora agradecemos el resultado», explica Susana Mora, presidenta del Consell,    para refutar la sensación ciudana de que un paso adelante en la proteccion mediambiental conlleva un paso atrás en el uso y actividad en ese espacio.

«Ahora todo el mundo habla de sostenibilidad, aquí la aplicamos desde hace años, forma parte del ADN menorquín, solo hay futuro con esta coherencia», agrega.

Por su parte, el conseller balear de Medio Ambiente, Miquel Mir, apunta que la idea que inspira el plan es la compatibilidad del uso público con la conservación ambiental, «está fuera de toda duda que esta resulta prioritaria, queremos espacios accesibles, pero de forma regulada», puntualiza.

En favor de la política ambiental proteccionista, el conseller afirma que la gestión, «en una situación de emergencia ecológica como la actual, resulta inaplazable». Se refiere en concreto al Mediterráneo y la amenaza que representa el cambio climático para nuestro entorno. Eso    despeja cualquier duda en torno al acierto que representa la protección del ecosistema de S’Albufera.

Aspectos como el uso de caminos y senderos de la zona todavía han de determinarse después de la correspondiente diagnosis de situación.