Satisfacción. Integrantes del colectivo de maestras de las escuelas infantiles de Menorca estuvieron este lunes en el pleno del Consell para apoyar la aprobación del reglamento, al que han contribuido de forma directa y persistente. | Gemma Andreu

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Las guarderías de segundo nivel o low cost ya no son viables en Menorca. El motivo es la inminente entrada en vigor del nuevo reglamento del Consell que regula los centros de atención infantil que, siendo legales, no cuentan con una autorización educativa. Este texto estipula que cualquier empresa que acoja a menores de tres años tiene que cumplir unos requisitos que le equiparan, prácticamente, a los parámetros de calidad de las escoletes, el modelo que predomina en la Isla.

La presencia de estos servicios en la Isla es escasa. Se conoce una guardería en Es Castell y algunos casos esporádicos años atrás. Por ello, la vocación del reglamento es preventiva, evitar que aparezcan guarderías, tanto permanentes como eventuales en verano, con unas condiciones inferiores al modelo de las escoletes. El pleno del Consell realizó este lunes el último trámite antes de que el texto se publique en el BOIB y sea efectivo. Menorca es la primera isla balear en regular esta cuestión. «El reglamento es bastante exhaustivo, ofrece garantías», comenta la directora insular de Atención Social, Pilar Carrasco. Hasta ahora se podían abrir guarderías sin atenerse a más requisito que un local con licencia de actividad. «A partir de ahora se marcan unas condiciones mínimas para que atiendan a los niños en condiciones adecuadas».

El texto es fruto de la colaboración con los profesionales implicados. Eva Bordoy, del colectivo de educadoras de 0-3, expresaba su satisfacción por ver materializada una demanda que se remonta mucha tiempo atrás. Asegura que el reglamento acoge casi todas sus demandas, «se nos ha escuchado». «La idea es que estos centros alternativos a la red de escoletes cuenten con unas condiciones que garanticen que los niños están bien atendidos».

Bordoy y Nel Martí, presidente del Observatorio de la Infancia de Menorca, destaca que el hecho de haber sido la primera isla en aprobar el reglamento puede hacer que sirva de modelo para el resto del Archipiélago, donde la realidad es distinta y hay más guarderías de nivel inferior. Martí destaca que en el caso de Menorca es importante que previamente se haya implantado un sistema eficaz de bonificaciones, ya que así «nadie podrá decir que por este reglamento no puede acceder a un centro» y coincide en su carácter disuasorio, «no facilita precisamente la implantación de modelos asistenciales».

El reglamento fija ratios máximas por aula, la obligatoriedad de contar con determinadas dependencias tanto interiores como exteriores, la superfície mínima de estos espacios, el nivel requerido de formación del personal, la disponibilidad de recursos y un plan de atención al niño, entre otras cuestiones.