El colegio, con los ventanales de la cara sur iguales a 1972.

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Guedi Suau aprovechó esta semana la fiesta de final de curso del CEIP Mare de Déu de Gràcia para iniciar una recogida de firmas ante la falta de inversiones, crónica, en un centro que este año llega al medio siglo de vida. «En todo este tiempo no se ha hecho nada, el colegio está exactamente igual que el dia que lo inauguraron». En su caso particular, el detonante definitivo ha sido el calor que están pasando los alumnos este tórrido final de curso, «les caen las gotas de sudor», por una precaria climatización en las aulas, afirma, que también se sufre con mucho frío en invierno y que tiene que ver con una carpintería, tanto exterior (la mayor parte) como interior, que nunca se ha reemplazado y que, incluso, estaría incumpliendo la normativa vigente por cuestiones relacionadas con la seguridad de los estudiantes. Tampoco hay casi sombra, explica, en un patio que todavía conserva un anacrónico pavimento de asfalto.

El malestar por la falta de inversiones en el CEIP Mare de Déu de Gràcia y la reivindicación de reformas estructurales potentes son compartidos por la asociación de familias, que lleva dos años trabajando en esto con la dirección. También lo han comentado ya con las administraciones públicas. El colegio se inauguró en 1972 y desde entonces, denuncian desde la comunidad educativa, poco ha cambiado. Solo se han acometido inversiones menores para solventar deficiencias urgentes. Hace unos pocos años se instaló un ascensor y se cambiaron parte de las ventanas de la cara norte, dos inversiones que sumadas no alcanzan los 200.000 euros. Ahora, en breve, empezará la obra de reforma de los lavabos (234.000 euros), «son lamentables, ahora es como un simple agujero en el suelo».

La Apima no se conforma para nada con esto y reclama que se diseñe un plan de inversiones más potentes, una reforma integral, con un calendario definido y presupuestado que permita subsanar deficiencias significativas y abordar, sobre todo, las cuestiones que afectan a la seguridad de los alumnos. «Es la única escuela de Maó en la que no se ha hecho ninguna reforma importante», afirma Guedi Suau, quien de momento ha cogido la bandera.