Centro de Maó pasadas las 22 horas, cuando los escaparates de los negocios cerrados debían apagar las luces. | Gemma Andreu

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Si el martes ya se palpaba un clima de contrariedad y engorro entre los establecimientos comerciales del centro de Maó, en las horas previas a la implantación de las medidas de ahorro energéctico decretadas por el Gobierno central, ayer no fue diferente.

La reducción en el consumo del aire acondicionado, limitado a una temperatura no inferior a 27 grados, se hizo notar, en algunos casos a regañadientes, entre los distintos establecimientos de la Isla.

En una jornada en la que se llegaron a alcanzar los 33 grados de temperatura, el aire fresco se hizo más necesario que nunca en los espacios cerrados. Los visitantes que se paseaban por las calles de las ciudades realizaban sus habituales compras a la vez que buscaban huir del calor como podían.

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Tiempo de adaptación

Por otro lado, aún no se vislumbraban demasiados carteles o pantallas que informasen sobre el plan de ahorro energético. Y es que cabe recordar que antes del 2 de septiembre, todos estos establecimientos afectados deberán colocar carteles a la entrada que informen sobre el nuevo plan de ahorro energético.

Algunos establecimientos, como este de Maó, siguió con las luces del escaparate encendidas pasadas las 22 horas | Gemma Andreu

Además, a partir del día 30 del mismo mes, dichos locales deberán contar con un sistema automático de cierre de las puertas que dan a la calle para evitar que estén abiertas de par en par. Por el momento, ninguna tienda se ha adelantado a la medida y todas siguen con sus puertas abiertas para mantener el interior ventilado.

En cuanto a los escaparates, a partir de las 22 horas de la noche, todos ellos debían mantener sus luces apagadas en caso de que el local ya esté desocupado. En el centro de Maó, la mayoría cumplió pero algunos permanecieron iluminados.