El obispo electo de Menorca, este martes en Cal Bisbe con varias religiosas | Josep Bagur Gomila

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221 años después, Menorca volverá a contar con un prelado nacido en la Isla. El presbítero Gerard Villalonga Hellín (Maó, 1958), que ha ejercido todo su ministerio pastoral en la Isla, ha sido nombrado por el papa Francisco nuevo obispo de Menorca. Será consagrado y tomará posesión en la Catedral de Ciutadella el sábado 22 de abril, en una ceremonia cuyo oficiante principal será el nuncio apostólico en España, Bernardito Auza.

Gerard Villalonga será el segundo menorquín que ocupará la sede episcopal de Ciutadella después de Antonio Vila Camps (Ciutadella, 1747) que fue obispo de Menorca solo de 1798 a 1802. Desde entonces, todos los pastores de la diócesis menorquina no habían nacido en esta tierra.

En su primera comparecencia como obispo electo, este martes al mediodía en Cal Bisbe -mientras repicaban las campanas de todas las parroquias de Menorca- Villalonga subrayó su condición de menorquín al enunciar el principio que impulsará su actuación en esta nueva etapa de la Iglesia menorquina: continuidad, pero siempre abiertos a la renovación.

«El hecho de ser menorquín constituye un elemento muy positivo, por el conocimiento de la realidad diocesana, la situación de las parroquias, la idiosincracia de la Isla, y todo ello ayuda e impulsa el dinamismo de la Iglesia de Menorca», aseveró.

La ‘solución ibicenca’

En el caso de Menorca se ha aplicado la misma solución que en la diócesis de Eivissa: quien era el vicario general, Vicente Ribas Prats, fue elegido primero administrador diocesano cuando el anterior titular, Vicente Juan Segura, fue trasladado a Valencia como obispo auxiliar. Después, Ribas fue nombrado obispo de Eivissa por el papa Francisco.

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Esta fórmula fue propugnada el pasado mes de julio por el cardenal Antonio Cañizares durante la reunión que mantuvieron en Menorca los obispos de la Provincia Eclesiástica Levantina, a la que pertenece Menorca.

La llamada del nuncio

Tras la toma de posesión del anterior obispo de Menorca, Francesc Conesa, como prelado de Solsona, en marzo del 2022, Gerard Villalonga volvió a ser nombrado administrador diocesano para la etapa de sede vacante.

El nuncio Auza llevó a cabo con rapidez las consultas sub secreto pontificio para formar la terna destinada a cubrir la vacante de Menorca, que remitió al Vaticano. De todas formas, el arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella, ya indicó en la toma de posesión de Conesa en Solsona que «el proceso para nombrar al nuevo obispo de Menorca tardará un año»

Villallonga Hellín encabezó la terna, siendo escogido por la Congregación para los Obispos, dicasterio de la Santa Sede que lleva a cabo la valoración de los candidatos, sometida a la aprobación final del papa Francisco.

«Nuncio». En la pantalla del móvil del obispo electo de Menorca apareció la llamada entrante de Bernardito Auza en la noche del sábado 28 de enero cuando asistía, en el teatro del Casino 17 de Gener de Ciutadella, a la entrega de los Fabiols de plata y bronce a los Ciutadellencs de s’any 2022 con el rector de Sant Esteve, Bosco Faner. Cuando pudo contestar, el nuncio comunicó a Villalonga que el Santo Padre le había nombrado obispo de Menorca. Al día siguiente el administrador diocesano de Menorca escribió y remitió al Vaticano su acceptación del nombramiento.

«No ens aturem»

En sus primeras declaraciones, Gerard Villalonga expresó la decidida voluntad de dar continuidad a la pastoral ya iniciada en la diócesis: «No ens aturem», afirmó. Proclamó que «no hemos de tener miedo a la verdad para impulsar una Iglesia valiente, que en Menorca es una gran familia, una Iglesia que sepa transmitir y aplicar los valores del Evangelio».