Atrás quedaron los ajardinamientos en las numerosas rotondas que hay en la Isla. Los ayuntamientos optan por rellenarlas con plantas autóctonas o con piedras decorativas, como es el caso de la de Abu Umar, en Maó | Gemma Andreu

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El Ayuntamiento de Maó avanzará las medidas para racionalizar el gasto de agua potable en el municipio a principio de junio. No esperará a implementarlas hasta pasado Sant Joan y comienzos de julio, como hizo el año pasado, ya que la previsión es que el verano sea igual de complicado o más que el anterior y se busca garantizar el suministro.

«Todas las acciones municipales se pondrán en marcha probablemente antes, pero esta no es una situación puntual, los científicos hace años que lanzan la advertencia de que no se hace un uso controlado de este recurso, se necesitan medidas estructurales de aprovechamiento de agua de lluvia y de aguas residuales», explica la concejala de Medio Ambiente, Conxa Juanola, para quien «lo más complicado es lograr un cambio de hábitos», reservando el agua potable para los usos imprescindibles en la vida diaria y no otros que en situaciones de sequía resultan superfluos, como el riego de jardines o el llenado de piscinas.

Las medidas son conocidas: acuerdo con grandes consumidores como las empresas de lavado de coches y de actividad náutica para que controlen el gasto, reduciendo la presión del agua si es necesario, acciones que, según expone Juanola, «tuvieron una buena respuesta de estos sectores» el año pasado.

Además, para no tener que llegar al extremo de las restricciones y los cortes en el servicio, la presión de la red de abastecimiento doméstico también se reduce en ciertas horas de la jornada, para que así baje el consumo. A todo eso se suma el corte de agua en las fuentes públicas y la suspensión del riego en zonas ajardinadas –en 2022 sólo se mantuvo en Es Freginal y el Parc Rubió Tudurí–, que por otro lado se siembran ya con plantas autóctonas, con menos exigencia hídrica; tampoco se riegan las rotondas, que en su mayoría ya han abandonado el color verde para ser ornamentadas con otros elementos como las piedras decorativas.

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Maó cuenta con un plan de emergencia para situaciones de sequía –es el único municipio junto con Sant Lluís que dispone de dicho plan–, pero la responsable de Medio Ambiente piensa que habrá que revisarlo pronto «para adecuarlo a los cambios que estamos viviendo», si las condiciones climáticas empeoran, con primaveras tan secas como la actual y veranos de temperaturas muy elevadas.

También Ciutadella se prepara para un verano complicado. La edil responsable del servicio de agua y alcantarillado, Noemí Camps, declara que, aunque el municipio no cuenta todavía con un plan de emergencia, si la situación este verano es crítica «estamos estudiando poner en marcha una reductora de presión en horario nocturno», lo que ayudaría a disminuir el consumo y las fugas. El área de Medio Ambiente ya restringe el riego de zonas públicas y rotondas, y mientras se elabora el plan contra la sequía, Camps subraya que se ha puesto el acento en la eficiencia de la red de abastecimiento, en la que se arreglan más de cien fugas al año. Ahora mismo Ciutadella ha reducido sus fugas al 25 por ciento y cumple lo previsto en el Plan Hidrológio.

La concejala también puntualiza algunos datos sobre la calidad de las aguas del municipio y afirma que el exceso de salinidad detectado el pasado diciembre en la red del casco urbano fue puntual y se debió a una avería en el pozo número uno de Ses Arenes. «Durante todo el invierno los cloruros en el depósito de Es Caragolí se mantuvieron por debajo de los 400 miligramos por litro», explica, «es lo habitual».

Ordenanzas

Las ordenanzas municipales del agua por ahora sólo incluyen recomendaciones sobre el uso responsable y sostenible de este recurso, pero los ayuntamientos se plantean modificarlas para endurecerlas. «No se descartan cambios», asegura Conxa Juanola, quien cree que «se ha perdido el uso consciente del agua que se hacía antaño». Así, esos cambios irían dirigidos a que zonas residenciales con jardines reduzcan el consumo. En Sant Lluís se plantean impulsar una nueva ordenanza con cambios en el sistema tarifario que penalice el gasto excesivo en piscinas y jardines, en los que se impulsaría la plantación de especies que requieren menos riego.