Cuando la necesidad de techo aprieta todos los medios de publicidad son apropiados para buscarlo, desde las agencias inmobiliarias a las redes sociales pasando por los anuncios en mercados y bibliotecas. | Gemma Andreu

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La realidad social del día a día en el acceso a una vivieda de alquiler revela un problema más grave de lo que muestran los grandes debates políticos. En Ciutadella, desde hace meses el mercado del alquiler está agotado, lo único que son capaces de ofrecer algunas inmobiliarias son habitaciones a 500 euros mensuales en pisos compartidos con otras dos personas.

Es una solución temporal que con frecuencia se prolonga durante un año o más, según pone de manifiesto la Inmobiliaria Artrutx. Funcionarios, enfermeras y policías son tres profesiones que están haciendo uso de esta fórmula porque es el último recurso que han encontrado.

No son los únicos, el trabajo temporal en el sector turístico se ve abocado también a soluciones de estas características. Un empleado de un hotel de este mismo municipio se conforma con un alojamiento compartido de estas características y precio, ya que el que le ofrece la empresa es una habitación de diez metros cuadrados en el hotel compartida con otros dos trabajadores. «Este año es lo peor de lo peor, no pueden contratar el personal que necesitan porque no tienen donde colocarlo», explica una agente de esta inmobiliaria.

No escatima responsabilidades para los propietarios de las viviendas que ofrecen el alojamiento compartido, «han afinado que es mejor alquilar por habitaciones, obtienen más rentabilidad», agrega. La agencia procura combinar perfiles personales y profesionales de los inquilinos para facilitar la convivencia y evitar problemas.

En su caso tiene más de un centenar de personas en espera de un alojamiento, «es un problema muy grande, no hay nada para alquilar y cuando entra alguna propiedad al mercado se la rifan, falta mucha oferta», concluye su análisis sobre la actualidad del alquiler, agravada ahora que despunta la temporada turística.

Menos oferta

La realidad es más acuciante en Ciutadella pero no es ajena al resto de poblaciones. Una inmobiliaria de Maó especializada en alquilieres, con más de 600 propiedades en cartera, asegura que la oferta se ha contraído, «faltan viviendas no se cubre la demanda», aseguran desde esta agencia.

Se ha frenado la inversión en pisos para ponerlos en el mercado del alquiler buscando una rentabilidad que no da el dinero en los bancos. La falta de seguridad jurídica es una de las razones apuntadas.

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José Pons, director comercial de Bonnin Sansó, pone cifras a la realidad que vive hoy el alquiler, «la oferta se ha retraído un veinte por ciento, toda la normativa que se ha ido aprobando en esta materia ha propiciado un efecto contrario al perseguido», explica. La ley de vivienda aprobada ayer y que pone tope al precio de los alquileres, incide más en ese problema, según su opinión.

«La ley tensiona más el mercado, no se puede dejar de lado al propietario ni a los agentes que intervienen en el mercado, que son los conocedores de lo que pasa en este ámbito», explica.

Comparte la opiniónde otros colegas sobre la indefensión jurídica que sufre la propiedad, «con la ley que hemos tenido hasta ahora se necesitaban dos años para recuperarla», explica, «se retirarán del mercado, en particular el pequeño ahorrador, que no encontrará seguridad para su inversión inmobiliaria, ahora queda todavía más indefenso», argumenta este experto.

La nueva norma deriva la aplicaciónde la misma en la administración autonómica, cuya orientación hasta ahora ha sido la visión social del necesitado de alojamiento, «pero el propietario buscará más garantías de pago a la hora del alquiler y acabará repercutiendo en dificultades añadidas para el inquilino», agrega José Pons.

750 euros, precio medio

Hay un porcentaje elevado de propietarios que acepta los precios de mercado y no abusa, aseguran desde la inmobiliaria de Maó líder en alquileres. Relata uno de los últimos contratos realizados, un piso nuevo de una habitación a 550 euros al mes, una cifra en consonancia con el coste de una habitación en Ciutadella, pero con un hecho diferenciador determinante, es una vivienda sola.

Del resto de las viviendas cuyo alquiler gestiona como mediador entre propiedad e inquilino, los precios oscilan entre los 500 y los 1.500 euros, referido este último a viviendas unifamiliares con piscina, un nivel que constituye una excepción a la necesidad de pisos, los más demandados. El precio medio de una casa de dos habitaciones con aparcamiento incluido está en los 750 euros.

Su visión no es tan negativa, entran algunas viviendas, «pero la demanda supera en un 20 o 30 por ciento la oferta actual», dice.