El puerto de Ciutadella, punto de salida de estas embarcaciones para la mayoría de empresas del sector que operan en el municipio. | Josep Bagur Gomila

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El inicio de la temporada turística devuelve situaciones conocidas de saturación no exentas de peligro en la costa relacionadas un año más con la navegación de las embarcaciones de alquiler sin titulación, especialmente en Ciutadella, donde coinciden unas 100 barcas de estas características al día en el litoral del municipio.

No debía ser así una vez implementadas dos soluciones concretas. Por un lado el compromiso adquirido por las empresas del sector, junto a Asmen ante la Dirección General de la Marina Mercante para limitar la distancia de navegación de estas barcas sin patrón a un máximo de 5 millas desde el puerto base, y por otro, la concesión de la rampa del río de Cala Galdana al Ayuntamiento de Ciutadella para regular la zona.

Algunas lanchas van de Ciutadella a Cala en Turqueta, fuera del límite de cinco millas desde el puerto base.
Algunas lanchas van de Ciutadella a Cala en Turqueta, fuera del límite de cinco millas desde el puerto base.

La navegación a esta distancia máxima es una de las normas que aparecen en la instrucción de servicio firmada por el director general de la Marina Mercante, Benito Núñez, el pasado 3 de mayo, tras reunirse con los empresarios menorquines la semana anterior.

Esta instrucción de servicio, que por tanto no tiene el rango de ley, deja a Capitanía Marítima la adopción de las medidas necesarias sobre normas de seguridad cuando considere que se está incumpliendo. El documento aceptado por los empresarios con la vocación de derivar en un decreto ley para todo el país, fue la solución intermedia para evitar el cese de este alquiler de barcas sin patrón como reclamaban el Consell y el Ayuntamiento de Ciutadella en aras a evitar los continuos incidentes que se registran en el litoral insular por la falta de conocimientos de navegación de quienes las rentan.

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Arrancada la temporada estival un simple vistazo al puerto de Ciutadella o a la costa sur hasta Cala Galdana permite colegir que muchos de los puntos de esta instrucción de servicio difícilmente se cumplen, como admiten coordinadores de playas y algunos empresarios.

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El caos del año pasado en Cala Galdana ha desaparecido; solo trabaja una empresa. | Josep Bagur

La distancia máxima al puerto base de 5 millas -ampliable según criterios de seguridad como disponer de medios de salvamento y de acceso a zonas habituales de navegación de recreo- es una de las normas que se transgreden. Las barcas llegan hasta Cala Escorxada, por ejemplo, desde el puerto de Ciutadella. Deben disponer de medios para su localización y seguimiento, y las empresas han de contar con una barca de asistencia por cada 10 de alquiler para intervenir de forma inmediata, ante un incidente, entre otras normas.

Cada día surcan la costa de Ciutadella un centenar de lanchas de este tipo porque tampoco hay un marco específico que delimite cuántas puede tener cada empresa. Las conducen hasta el puerto en sus remolques y allí las echan al mar tras firmar el contrato con sus clientes. Por un lado está Costas, por otro el Govern balear, que concede la licencia de actividad, y por otro Capitanía Marítima lo que crea una dispersión en cuanto a licencias y autorizaciones que hace más complejo establecer una norma jurídica. El número se concede en base a las empresas que piden la licencia y las barcas que tengan.

El Ayuntamiento está decidido a intervenir por la ocupación de la vía pública con los remolques donde se trasladan las lanchas a diario en el puerto antiguo, pero la seguridad corresponde a las otras instituciones.

El apunte

Cala Galdana en calma pero la empresa se siente perjudicada

La concesión de la rampa y los accesos por parte de Costas al Ayuntamiento ha permitido acabar con el caos del año pasado en el río del que salen las embarcaciones de alquiler sin titulación.

Una misma empresa fue la que ganó los dos lotes de licitación para operar con cinco barcas cada uno, es decir, que se ha reducido en un 60 por ciento respecto al año anterior. El Ayuntamiento ha conseguido recuperar así la rampa para el uso público salvo una hora al día, igual que la vía pública donde ya no puede haber ni remolques ni casetas.

Sin embargo la empresa que trabaja en ese lugar se siente perjudicada por el descontrol que hay en el puerto de Ciutadella y otros puntos del litoral. Sus responsables señalan que no se ponen límites al número de barcas que echan al agua para alquilar, y además «no se respeta la distancia máxima de las 5 millas de navegación desde el puerto base», señalan.

La empresa Minorboats ganó la licitación en Cala Galdana con una puja de 150.000 euros anuales, «hicimos la apuesta para conseguir el mercado de este lugar porque la gente quiere ir a Escorxada, Macarella... pero ahora resulta que permiten que lleguen las barcas igual desde el puerto de Ciutadella sin haber pagado nada, con el perjuicio que nos representa por lo que hemos invertido», indica.