Un instante del jaleo de Sant Gaietà celebrado el 6 de agosto. | David Arquimbau Sintes / Efe

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La familia del menor de 14 años herido en las fiestas de Llucmaçanes por la coz de un caballo ha hecho pública una carta en la que agradece la intervención de todas las personas que intervinieron y que posibilitaron que «las cosas salieran bien» después del accidente.

El niño, informa su familia en la carta, sufre «una rotura de mandíbula, un desgarro en el conducto auditivo y algunas magulladuras» como consecuencia del impacto del caballo, «nada que el tiempo, un buen tratamiento y el cariño, no puedan sanar». Continuan su misiva con que «nuestro hijo podrá celebrar dos cumpleaños, uno de ellos por Sant Gaietà» una vez se recupere del accidente.

Afirman que «fue un accidente fortuito, de tantos donde no hay culpables, tan solo víctimas: nuestro hijo y el jinete, a quién deseamos que se reponga pronto».

A continuación, por su interés informativo, reproducimos el escrito de la familia Cardona Juan.


Un accidente sin culpables

Domingo, 6 de agosto de 2023, Sant Gaietà, fiestas de Llucmaçanes. Un día de alegría, música, caballos, tradición, amigos; hasta que una llamada nos heló la sangre. Nos avisaban de que un desgraciado accidente se había producido al finalizar el Jaleo, que un caballo había arrollado a nuestro hijo y que era trasladado urgentemente al Hospital Mateu Orfila. Por un instante todo se detuvo, no había sonidos, no había nada, únicamente vacío, incertidumbre, miedo. Fueron minutos largos, eternos, hasta que llegamos a Urgencias. No sabíamos a lo que nos íbamos a enfrentar y dolía, siempre duele cuando un hijo sufre.

A veces, la tragedia te mira a los ojos y amenaza con arrebatártelo todo, otras, como esta, se alían los elementos, llámalo suerte, fortuna o intervención Divina y, lo que parecía inevitable, se torna en esperanza. De todo lo que pudo haber sido, únicamente quedaron una rotura de mandíbula, un desgarro en el conducto auditivo y algunas magulladuras, nada que el tiempo, un buen tratamiento y el cariño, no puedan sanar. Y digo «únicamente» porque, literalmente, en esos momentos interminables, todo pendía de un hilo y, sin embargo, a partir de ahora, nuestro hijo podrá celebrar dos cumpleaños, uno de ellos por Sant Gaietà.

Fue un accidente fortuito, de tantos donde no hay culpables, tan solo víctimas: nuestro hijo, el jinete (a quién deseamos que se reponga pronto) y que hubiera podido afectar a cualquiera de todos cuantos allí estaban ese día, a esa hora.

Quisiéramos agradecer a todos los que participaron de una u otra manera, en que las cosas salieran bien (a veces sucede), sin entrar en nombres para no olvidar a nadie: A las gentes de Llucmaçanes, a la Policía Local, Protección Civil y Cruz Roja, por su coordinación y trabajo, a los que os acercasteis desinteresadamente para echar una mano, a los responsables del traslado, al servicio de Urgencias del Mateu Orfila y al personal de la planta de pediatría, por su exquisito y humano trato, al Consistorio y a todos los que os habéis acercado y/o llamado interesándoos (y sufrido) por su estado de salud (en los momentos verdaderamente difíciles se agradece esa humanidad que nos une).

A los que amamos nuestras fiestas y tradiciones, a los que vivimos de cerca el mundo del caballo y a los que velan por nuestra seguridad y salud, que esto no nos detenga y que, simplemente, nos anime a hacer las cosas mejor y a vivir el hoy como el mejor día del resto de nuestras vidas.

Esperamos cumplir, el próximo verano, con nuestra cita en Llucmaçanes y celebrarlo como nunca, abajo o a lomos de un caballo engalanado y reluciente, al ritmo de nuestra eterna melodía.

Gracias a todos.

Familia Cardona Juan | Mahón