Una mujer pasea por las calles de Ciutadella acompañada de su perro.

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La nueva Ley de protección de los derechos y el bienestar de los animales entra este viernes, 29 de septiembre, en vigor, una vez han transcurrido los seis meses desde su publicación en el BOE, y afecta desde ya a más de 25.000 mascotas identificadas en Menorca (23.044 perros, 2.096 gatos, 21 hurones y 56 sin determinar). Son las que constan en el Registro de Identificación de Animales de Compañía de Balears que gestiona el Colegio Oficial de Veterinarios de las Illes Balears (Covib), aunque los veterinarios confirman que la cifra de animales de compañía es mucho más alta si se tienen en cuenta los que no se han identificado ni censado.

Con la voluntad de luchar contra el abandono y el maltrato y promover la adopción y la tenencia responsable de animales, la normativa trae consigo muchas novedades para los dueños de mascotas, aunque buena parte no se consumarán hasta que se apruebe el reglamento que desarrolla la ley. Como ejemplo: el curso de formación para la tenencia de perros y el seguro de responsabilidad civil por daños a terceros, que quedan por completo en suspenso hasta que se defina y publique ese reglamento. Una cuestión que puede llevar meses ya que se ve afectada por la circunstancia de que el Gobierno está en funciones.

En el aire

La ley es aplaudida por los veterinarios consultados por este diario por la «buena intención», pero coinciden en temer que se consiga el efecto contrario por la confusión generada y los artículos «discutibles» como el de la eutanasia. «Sigue habiendo muchas dudas y hay normas que quedan en el aire hasta que se apruebe el reglamento», apunta Caroline Langlois, que lleva la Consulta Veterinaria Menorca. Desde la Dirección General de Derechos de los Animales ya han aclarado que algunas medidas no resultarán efectivamente aplicables hasta que se produzca el desarrollo reglamentario, se apruebe y entre en vigor.

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«Los abogados con los que hemos hablado no piensan igual. Hay muchas contradicciones y estamos en contacto con las administraciones para ver qué hacemos durante este tiempo de transición», añade Ramón García, presidente del Covib. Es una norma extensa, que refuerza algunos temas que ya estaban en vigor y que incorpora o modifica otros. Entre ellos, el de qué animales se consideran de compañía y qué animales quedan vetados en casa. «Aún no disponemos del listado positivo de animales que pueden ser objeto de tenencia como animales de compañía y pueden pasar años hasta que lo tengamos», lamenta García.

Las polémicas que ha suscitado el texto y las noticias falsas que han circulado a lo largo de este tiempo han llevado a propietarios de animales, pendientes de confirmar que sean considerados de compañía, a adoptar medidas extremas y a abandonarlos. «Me han llegado casos como el de una jaula con periquitos en una basura de un barrio de Maó», afirma Caroline Langlois, que anima a los dueños de animales a informarse y a «no actuar así y, si tienen preguntas, que se pongan en contacto con sus veterinarios».

Control

Algunas de las obligaciones que contempla la ley ya existían, como la del microchip para perros que ahora se extiende a los gatos y hurones, y los veterinarios dudan de que vayan a cumplirse. «¿Cómo se va a controlar a tantos animales?», se pregunta Langlois, que advierte que actualmente ya hay muchas mascotas sin fichar. «Nosotros somos veterinarios, no policías, en estos casos solo podemos advertir y recomendar», expone.

El apunte

Los veterinarios, críticos con la «complejidad» de la nueva ley

Es una norma necesaria y positiva que supone un avance en la protección de los animales, defienden desde el Colegio Oficial de Veterinarios de las Illes Balears (Covib) en relación con la entrada en vigor de la nueva ley de bienestar animal. Aun así,    se muestran críticos con la «complejidad» de la normativa, las confusiones que de ella se derivan y los problemas que puede generar al propio colectivo y a los propietarios de animales de compañía. «Desde el primer momento ha generado mucho debate y, sobre todo, inseguridad y dudas en diferentes ámbitos, especialmente en el nuestro», apunta Ramón García, presidente del Covib, que recuerda que la ley, en la primera fase de tramitación, no contaba con la participación ni voz profesional de los veterinarios.

Algunas de las dificultades con las que los veterinarios temen encontrarse a partir de hoy son, entre otras, relativas a la eutnasia. La normativa solo la justifica para evitar el sufrimiento por causas no recuperables y deja muy claro que los motivos económicos del propietario no son una excepción. «La aplicación de la ley generará problemas cuando nos encontremos con casos en los que el propietario no pueda pagar el tratamiento» y el animal esté abocado al sufrimiento, aclara García.

Otro punto conflictivo que detectan es el del posible «intrusismo» por la creación de un registro profesional del comportamiento animal. «La única figura que puede diagnosticar y prescribir un tratamiento es un titulado veterinario», defienden desde el Covib. También lamentan la coyuntura política que ha paralizado el proceso de elaboración del reglamento que desarrolla la ley y obligado a aplazar la entrada en vigor de algunos artículos.