Una pintada contra los turistas, en el poblado de Binibèquer, en una imagen captada el año pasado. | P. STURLA

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El constante crecimiento de los datos de presión humana, con puntas este pasado verano de hasta 238.982 personas en un mismo día sobre Menorca, aviva el debate sobre si es necesario tomar medidas para poner límites.

Mientras las grandes patronales empresariales de la Isla consideran que los problemas de masificación se derivan de la falta de infraestructuras adecuadas y que con una correcta gestión del territorio no es necesario poner límites, los ecologistas defienden que no solo es necesario, sino urgente poner freno a la llegada de visitantes ante el deterioro ambiental y de imagen turística que a su entender sufre la Isla.

«Creemos que con una gestión eficiente no hay necesidad de poner límites. Muchas veces esa sensación de masificación es por falta de infraestructuras adecuadas», defiende Enric Cases, director insular de CAEB en Menorca. Subraya que en la práctica ya hay límites, los de la capacidad de alojamiento turístico, y asegura que este año, a pesar de los datos récord de presión humana publicados por el Ibestat, no ha habido la sensación de saturación de otros años, «normalmente relacionada con la movilidad, con las carreteras», porque ha llegado otro perfil de visitante.

También la secretaria general de PIME, María García, atribuye los problemas que pueda generar el pico de presión del verano a las infraestructuras: «Siempre hemos dicho que Menorca no tiene las infraestructuras que debería tener por el volumen de personas que recibe en verano. No hablamos de crecimiento, sino de adaptar las infraestructuras a las necesidades tan estacionales de la Isla, con soluciones temporales, flexibles».

Por su parte, el coordinador de Política Territorial del GOB, Miquel Camps, considera que «no es un tema que se pueda resolver con más infraestructuras, es irreal pensar eso» y atribuye el «descontrol» que hay en Menorca al alquiler turístico ilegal. Aboga por actuar en tres frentes, limitar la llegada de vehículos, frenar la inversión pública en promoción turística de los meses de verano e incrementar los esfuerzos para controlar y castigar la oferta de alojamiento ilegal. En la tarde de ayer los ecologistas iniciaron en Maó un ciclo de charlas relacionadas con la masificación con el elocuente título «Menorca a la deriva».