La Fiscalía Anticorrupción requisó diversos documentos de las operaciones llevadas a cabo tanto en el Ayuntamiento como en la sede de las empresas

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El exjefe de los servicios técnicos municipales del Ayuntamiento de Ciutadella denunció en su declaración ante el juez que el entonces primer teniente de alcalde y presidente del PP, Avel·lí Casasnovas, le apartó de Urbanismo para «poder dirigir el área a su manera».

«Creo que no quería que fiscalizase su labor», afirmó, y por eso Casasnovas contrató para Urbanismo a otro ingeniero y a una arquitecto joven sin excesiva experiencia previa, que se encargó precisamente de avalar con su firma varias de las permutas que, 18 años después, aún siguen investigándose.

El jefe técnico que hasta entonces realizaba todas las valoraciones de terrenos en este tipo de operaciones asegura, en cambio, que él se habría opuesto «totalmente» a las permutas. De hecho, considera «desproporcionadas» la mayoría de las tasaciones, en especial la «muy elevada» de S’Hort d’en Llinyà (Canal Salat), pues el Ayuntamiento aceptó un precio de 65 euros el metro cuadrado cuando, «pocos años antes, se habían adquirido terrenos similares a tan solo 4 y 10 euros el metro».

Sin escuchar a los técnicos municipales

Pero lo que también llamó su atención al respecto es que Avel·lí Casasnovas no ordenó realizar ninguna valoración desde el Ayuntamiento con la que oponerse a la que presentaban los empresarios, sino que dio por buenas todas las que estos encargaban a TINSA.

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«No es normal que la misma empresa tase los dos inmuebles que se valoran en una permuta y que el Ayuntamiento no haga la suya», lamenta. El ingeniero considera igualmente «inaceptable que no se quisiera escuchar la opinión de los técnicos municipales con experiencia».

«Inducida» para tasar a la baja

Por contra, la que sí informó la mayoría de las tasaciones fue una arquitecto a la que acababan de contratar ese mismo mandato, a instancias del entonces socio de gobierno del PP con quien se gestionaba el área de Urbanismo, Llorenç Casasnovas, quien acabó siendo condenado y entró en prisión al haber cometido diversos delitos urbanísticos.

La arquitecto ha confesado ante el juez que se «sorprendió» de que se le encargaran estas valoraciones y denunció haber sido «inducida» por Avel·lí Casasnovas a «tasar a la baja» las propiedades municipales que se ofrecían a cambio. En la comisión municipal previa a la judicialización del caso admitió incluso haber ajustado la tasación al precio que querían los políticos, pues le constaba que «ya se habían iniciado las negociaciones».

Precedente: el solar de las ratas

Hasta el último auto de 2021, la juez mantenía sobre ella la imputación como investigada en el caso.De hecho, pocos meses antes de las controvertidas permutas de Can Saura y s’Hort den Llinyà, ya había sido la autora de los informes del llamado ‘solar de las ratas’, otra causa de permuta urbanística en la que se valoraron terrenos municipales muy por debajo del precio de mercado. El objetivo, fue ‘engañar’ a un jubilado y favorecer a un empresario afín a Llorenç Casasnovas. Tanto él como Avel·lí Casasnovas fueron condenados por la justicia.

El apunte

«Pagaron 900.000 €, la mitad en negro, sin negociar el precio»

La compra de un edificio en la calle del Roser, a través de diversas sociedades participadas por el presunto testaferro de Casasnovas, Ildefonso Vinent, es una de las operaciones de supuesto blanqueamiento de dinero que se han investigado durante años en el Juzgado.

El detonante es la confesión del propio vendedor, que reconoció haber cobrado la mitad del dinero en negro, y de una agente inmobiliaria que medió en la compraventa, sorprendida de lo «rapidísimo» que se entabló el acuerdo. 900.000 euros que se aceptaron de inmediato, «sin negociar el precio».

Fue tras una visita conjunta de Avel·lí Casasnovas e Ildefonso Vinent al inmueble que, siempre según su testimonio, el primero le dijo«nos lo quedamos» y anunció que, en adelante, «vendría Ilde a firmar y pagar». La mitad, 450.000 euros, antes de la protocolaria firma ante notario, se entregaron «en un gran paquete negro», repleto de billetes.

El vendedor no puso objeción alguna porque «era un edificio difícil de vender, en el casco antiguo, y al precio que habíamos pedido.Se nos dijo que era normal que hubiera una parte en B. Lo hicimos mal, vale, pero lo hicimos».

Testimonio creíble

Pese a la credibilidad que el juez confiere a este testimonio, por las consecuencias fiscales que puede haberle acarreado la confesión, tanto Casasnovas como Vinent niegan las acusaciones. El constructor niega incluso que se pagase en negro y asegura que «el real adquiriente del inmueble no fue Avel·lí Casasnovas, quien tampoco «no puso nada a mi nombre».