La viñeta de Zaca sobre la situación política en Ciutadella.

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El pacto de silencio acordado por los grupos municipales del PSOE y el PSM no ha evitado que sus contactos para promover una moción de censura sean ya públicos y se convirtieran este sábado en la comidilla de la opinión pública en Ciutadella.

La aparición de la noticia en Es Diari, no por advertida, motivó una reunión de urgencia del equipo de concejales del PSOE. Mientras, el PSM aprovechará la reunión de la ejecutiva insular de este martes para comentar la situación, pese a que no figura en el orden del día.

Los contactos se han llevado a cabo hasta ahora entre ambos grupos municipales, sin que los órganos de dirección de los partidos hayan tenido todavía una participación directa en la negociación.

Es por ello que lo que parecía una iniciativa con consecuencias inminentes, antes de Carnaval apuntaban algunas fuentes, se va a demorar, pero no en exceso. Ambos bandos son conscientes que, sin una crisis o irregularidad extrema del PP que fuerce un vuelco inmediato, es preferible hacer valer la mayoría de izquierdas y asaltar la institución en estos primeros meses de mandato que prorrogarlo más, puesto que cada vez sería menos entendido por la población y podría comportar un efecto adverso entre el electorado.

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Aunque sigue sin haber declaraciones al respecto, ha trascendido que el reparto de la alcaldía a lo largo del mandato asignaría el primer turno a la nacionalista Maria Jesús Bagur (PSM), quien estos días se hallaba de viaje. Este acuerdo, que sigue la estela del pactado en 2015 en el Consell y que convirtió en presidenta a Maite Salord, dejaría la alcalía en los últimos años de mandato a la socialista Carol Cerdà quien, pese a obtener el mismo número de ediles, cinco, sumó 165 votos más que el PSM.

Los últimos movimientos de la izquierda coincidieron la semana pasada con la alcaldesa Juana Mari Pons en Madrid, con motivo de la Feria Internacional de Turismo (Fitur). Pero la lejanía no impidió que llegasen a sus oídos los primeros rumores, alimentados también por algunos funcionarios. Pons Torres llamó a veteranos dirigentes de la izquierda en Ciutadella para que le confirmasen si era cierto que estaban tramando hacerle la cama en el Consistorio.

Ese mismo sábado 27 los concejales de PSOE y PSM cerraban en una comida el preacuerdo, que todavía preservan celosamente a la espera de ultimar el reparto de cargos y pactar el momento adecuado para asestar el golpe de gracia.

Al mediodía de este sábado apenas se dejaron ver en los dos actos públicos convocados en Ciutadella. Mientras la alcaldesa y varios miembros del equipo de gobierno se concentraban en la Plaça de la Catedral en apoyo de la lucha contra el cáncer, unas 200 personas se agolpaban en la vecina plaza de Es Born para protestar por el veto a una pancarta en defensa del catalán durante la fiesta de Sant Antoni. Entre los asistentes, varios cargos orgánicos de ambos partidos y una concejal, Carla Gener. Único miembro de Ciutadella Endavant en la corporación y cuyo apoyo se da por supuesto para que la moción de censura prospere.

El apunte

Una comida en casa de Joana Gomila ayudó a destensar las relaciones

Una comida en casa de la exalcaldesa Joana Gomila tras el verano ayudó a destensar la relación entre ambos grupos municipales y recuperar la relación «cordial» que, en general, han venido manteniendo los ediles del PSOE y PSM. El encuentro, que se convocó en principio como una despedida de quienes habían compartido gobierno en el mandato anterior, sirvió también para limar asperezas entre las nuevas portavoces y sus respectivos equipos. Allá, coinciden varias de las personas consultadas, se puso el germen del posterior trabajo en común que inició el bloque de izquierdas. Primero para presentar mociones conjuntas al pleno y, después de su rechazo unánime a los presupuestos, para convencerse de que no tenía sentido mantener el gobierno en la sombra si cuentan con mayoría suficiente para gestionar el Ayuntamiento.