Las entidades sellaron con el Govern y el Consell el plan para este 2024. | Gemma Andreu

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Las entidades firmantes del Provilac respiraron aliviadas cuando se confirmó que prosperaría la tercera edición de un plan que tildan de muy positivo e, incluso, imprescindible para la supervivencia del sector agrario menorquín.

Lo tiene muy claro Lluís Nadal, presidente de Agrame, quien asegura que «de no haber sido por el Provilac, quedarían la mitad de los llocs que había en marcha hace tres años».

El principal cambio del plan es la introducción de tramos en las ayudas, siendo el primero (de 2,5 céntimos por litro declarado) lineal, para todos los ganaderos, mientras que los otros dos van en función de la actividad de las fincas —si hacen venta directa o entregan leche a cooperativas, organizaciones de productores o fábricas— (2 céntimos) y los esfuerzos que hagan por la modernización del sector —introducir voluntariamente el cuaderno digital o, alternativamente, elaborar un plan empresarial o instalar un sistema de gestión (2,5 céntimos). Desde Fagme, Catalina Pons destaca que lo positivo de Provilac es que «todos podrán cobrar ayudas», aunque serán mayores cuanto mayor compromiso se adquiera. «Es un suplemento, pero algunos están en contra, porque supone más trabajo» de burocracia, precisamente, de lo que se queja el sector ante Europa. De hecho, «en Fagme hemos contratado otro técnico para ayudar a los socios», con unos ‘deberes’ voluntarios que Jaume Moll (Frisona Balear) ve bien en lo referido al kit digital, pero en la línea de Coll cree que «añadimos más trabajo, no sé si podremos hacerlo».

Por otro lado, Pons señala que «no todos las fincas pueden hacer lo mismo, no todos tenemos instalaciones», por ejemplo, para elaborar queso, y hacer inversiones para poder cobrar un poco más «no siempre sale a cuenta». Con todo, «nos parece bien» que se pidan contraprestaciones que sirvan para mejorar las ganaderías.

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Margarida Llambías (Unió de Pagesos) también valora positivamente el Provilac, y aunque pueda parecer más laborioso la elaboración de planes empresariales, «quizá al contar con un punto de vista externo —contarán con apoyo del Govern— encontramos formas de rentabilizar mejor» la actividad ganadera, y puede sugerir inversiones que se podrán estudiar.

En cuanto a los «signos claros de agotamiento» que observan desde la Conselleria de Agricultura, el vicepresidente de las Cooperativas Agroalimentarias de Balears, Santiago Lafuente, considera que «más que agotado, es que habrá que hacer un cambio de enfoque en las acciones», sobre todo, por lo difícil que es encajar el Provilac con los sucesivos cambios que se introducen en la normativa europea. Por lo demás, valora de forma positiva que «se fijen objetivos de mejora a las explotaciones y se apoyen las iniciativas de las industrias y a las mejoras en los productos», pero echa en falta, todavía, una «forma de compensación efectiva para los costes de la doble insularidad que hacen que no compitamos en igualdad de condiciones con los productores de la Península».

Sin exclusiones

Una de las últimas enmiendas que se introdujeron al texto definitivo es la que aportó la Asociación de Fabricantes y Curadores de Queso de Menorca, en el tramo 2 de la ayuda. Todos coinciden en que no podían quedar fuera de una parte de la subvención (2 céntimos por litro) los ganaderos que proporcionan leche a la industria, mediante contratos de más de un año y con un precio en la media del sector, y que permitió reducir de una treintena a nueve las fincas afectadas. Sobre esto, Jaume Moll (Frisona Balear) lo considera injusto, «los productores no tienen culpa de que la industria les baje el precio», algo en lo que coincide Lluís Nadal (Agrame). En su caso, respeta el derecho y las decisiones de cada empresa, pero cree que la postura de Sa Canova «perjudica a los payeses» y «seguro que intentarán vender a otras industrias». Algo que «no será fácil», ya que habrá que ver la capacidad de las otras empresas para asumir más litros.

Promoción

El presidente del Consejo Regulador de la D.O. Mahón-Menorca, Bosco Triay, indicó que ayudas como el Provilac «las necesita el campo» insular, e incidió especialmente en la promoción y la comercialización del queso, labores que ellos desarrollan y para las que recibirán 440.000 euros de Govern y Consell. «No podemos dejar de hacer promoción, el mundo está muy globalizado, todos hacen promoción y si tú no la haces, ocupan tu lugar y luego es muy difícil recuperar tu posición». Y como ejemplo recordó que «en 2007 y 2008 dejamos de promocionar el queso y se perdió una gran cantidad de ventas».

El Provilac incluye la elaboración de estudios sobre forrajes, algo que Jaume Moll cree que, «sinceramente, es perder el tiempo, todos conocemos cuáles son los mejores para Menorca, la enclova (alholva) servía para ganaderías de 25 vacas, para cien el rey es el raygrass y también son buenas la xivada (avena) o el ordi (cebada)».