La ponente destacó las principales consecuencias en el mal uso de las pantallas digitales | Gemma Andreu

TW
1

El mal uso o el abuso de pantallas digitales trae consecuencias físicas, como el sedentarismo, y perjudica a la esfera cognitiva, la salud mental y las adicciones, como el videojuego y la pornografía, según aseguró este viernes la psicóloga y neuropediatra del Hospital Son Espases, de Palma, la doctora Montserrat Pons en el marco de la XI Trobada sobre Malalties Minoritàries y Discapacitat, organizada por la Fundació per a Persones amb Discapacitat de Menorca y Consell insular.

La doctora Montserrat Pons señaló que la prensa constata el aumento de los delitos sexuales y que, sobre todo, los causantes son menores, además del aumento de los trastornos psiquiátricos entre la adolescencia, «estas noticias tienen en común que la génesis de estos problemas están relacionados con el mal uso de las pantallas digitales, por tanto, es un problema que abarca muchas esferas de nuestras vidas», aseguró.

Pons señaló la existencia de una revolución digital y que desde hace treinta años la vida de las personas ha cambiado en los ámbitos personal, familiar y profesional. Referente al uso de las pantallas digitales de los niños, aseguró que hace treinta años mirar la televisión era un acto más en el ámbito domiciliario, más compartido, más familiar, mientras que en la actualidad las pantallas están más omnipresentes en todos los ámbitos de la vida, con un contenido más interactivo y más individual. En este sentido, afirmó que «en 1970 los niños empezaban a ver la televisión a los 4 años y ahora lo hacen a los 4 meses. De todos los cambios digitales que ha habido el que tiene mayor incidencia y más nos preocupa son las pantallas móviles por su omnipresencia, menor control por parte del adulto, lo que dificulta el aprendizaje de la gestión de las emociones y la frustración. Las consecuencias son muy distintas según la edad, de ser menor de 8 años a ser preadolescentes y adolescentes», señaló.

La doctora subrayó las repercusiones negativas según diferentes estudios que han comparado franjas de edades, por lo que los niños de 0-8 años que han abusado de pantallas tienen más dificultades cognitivas, menos capacidad de atención, que los que no lo han hecho. Otro ámbito del desarrollo de los niños que se ha abandonado mucho es el lenguaje. «El uso de pantallas digitales en menores de 3 años puede retrasar el lenguaje y hacerlo más pobre, por lo que no se recomienda el acceso de medios digitales a los menores de esa edad», aseguró.

Otro ámbito con muchas repercusiones negativas en la primera infancia y preadolescencia es el del descanso nocturno, dado que las pantallas digitales por la noche hace que la gente no tenga sueño, por lo que se ha recomendado evitar el uso de pantallas en los dormitorios de los hijos. También señaló repercusiones en la visión, con el aumento de la miopía en los últimos años que se ha relacionado con las pantallas digitales.

Otro punto que subrayó como muy importante es que las referidas pantallas pueden afectar a la interacción cuantitativa y cualitativa entre los progenitores y los niños, dado que afectan negativamente a los principales aprendizajes infantiles, como son la gestión de emociones, entre otros. La ponente también aseguró que las redes sociales se consideran más adictivas que el tabaco y el alcohol y lo logran con sistemas como los likes, por ejemplo. «En China, la emisión de internet se considera un problema de salud pública y la OMS ya lo considera».

También se refirió que el aumento de tiempo para mirar vídeos y videojuegos disminuye el rendimiento académico y las consecuencias negativas entre los preadolescentes y adolescentes por el sexting, que es enviar material erótico a la pareja y de forma consentida, y que terminada la relación se puede hacer uso de chantaje, entre otros.

El apunte

Catalina Cerdà: «Las instituciones y los hospitales nos tienen más en cuenta»

La presidenta de la Asociación Balear infantil de Enfermedades Minoritarias de Balears (Abaimar), Catalina Cerdà, aseguró que en el período de diez años se ha avanzado en la visibilidad y en la normalización    de las enfermedades minoritarias, así como de las familias afectadas, «las instituciones públicas y los hospitales nos tienen más en cuenta», aseguró

Catalina Cerdà destacó los logros conseguidos durante la última década en la atención a los personas con enfermedades minoritarias y sus familiares, aunque precisó que todavía queda mucho trabajo por hacer. «Cuando en el 2005 nació mi hija, yo nunca había oído hablar de lo que era una enfermedad rara o minoritaria, no lo sabes hasta que te toca de cerca», aseguró

Catalina Cerdà informó que en 2013 la asociación que preside, que está ubicada en Palma, atendió a 27 familias afectadas y sólo tenía dos servicios, atención psicológica y atención social. Diez años después, en 2023, la asociación atendió a 153 familias y cuenta con cinco servicios, atención social, atención psicológica, fisioterapia, refuerzo escolar domiciliario y musicoterapia, mientras que el colectivo ha pasado de 137 a 340 asociados. «Quiero dar públicamente las gracias a todas estas personas que han confiado en nosotros y que siguen confiando. Las asociaciones somos la voz delante de las instituciones y la sociedad en general, siempre digo que la unidad hace la fuerza, yo sola no consigo nada, pero si alguien puede ir como representante de un colectivo a exponer los problemas es más fácil, se nos escucha más y se nos tiene más en cuenta en las instituciones y en los hospitales», aseguró.

Señaló como medida positiva la creación del registro de las enfermedades minoritarias, a pesar de que solo refleja datos hasta 2018, según apuntó, además de haberse eliminado el copago farmacéutico a las personas afectadas.

No obstante, Cerdá criticó la falta de profesionales de la psicología en los hospitales de apoyo a los médicos y a las familias cuando tienen que recibir un diagnóstico grave, «hace años que lo reivindicamos, pero no hay manera de conseguirlo», subrayó.Asimismo, señaló que faltaba mucho para que la educación fuera realmente inclusiva, ante la falta de profesionales y medios, y reivindicó la figura de la enfermera escolar, entre otros.

Testimonio

Marcel Carreras aportó el testimonio en primera persona por la pérdida de un hijo afectado por una enfermedad minoritaria, que en su día reflejó en el libro «Una nueva estrella en la Cruz del Sur». Carreras señaló que, a pesar de la tragedia personal y familiar de la muerte de su hijo hace diez años, habían ocurrido muchas cosas positivas, gracias a la redacción del libro que había representado la mejor terapia para superar el trance, además de haber ayudado a otras personas en su situación.