La preparación de los profesionales suple, en parte, la falta de efectivos para ser más resolutivos. | P.C.

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Entre las bajas y las nuevas incorporaciones registradas hasta el momento el Servicio Insular de Prevención y Extinción de Incendios del Consell arranca la temporada de fuegos alejado de las cifras que había previsto la Conselleria de Cooperación en noviembre del pasado año.

Si entonces la dotación era de 48 bomberos, a día de hoy la plantilla cuenta con 52 efectivos    de los 59 que debía tener porque eran 11 las plazas resultantes del curso de formación que concluyó a final de año. La tardía contratación que se cerró    a finales de enero hizo que tres de los 12 que lo superaron buscaran trabajo fuera de la Isla, lo que sumado a las bajas médicas o por jubilación solo ha permitido que de un año a otro haya 4 bomberos más.

Pendiente todavía la realización del cambio obligado de nivel de los profesionales, del C1 al C2, y la segunda oposición para que los 19 interinos actuales puedan convertirse en funcionarios de carrera, la esperada convocatoria de otras 11 nuevas plazas se demorará al menos hasta final de año. La elaboración de las bases para estos tres procesos se ralentiza lo que mantendrá al servicio muy por debajo de los objetivos planteados al inicio de la legislatura.

El conseller de Cooperación, SimónGornés, hace cinco meses indicó que el propósito pasaba porque a final de 2024 la plantilla contará con 22 bomberos más hasta situarse entre 70 y 72 efectivos, una cifra que no se hará realidad en este ejercicio    en el que habrá 20 menos de los previstos.

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El Consell tiene aprobada la dotación presupuestaria de 900.000 euros para el coste de las 22 nuevas plazas, a razón de 41.000 euros cada una, aunque por ahora no habrá nuevas incorporaciones. A esa suma se añade el ahorro de los 303.000 euros del coste anual de los semiprofesionales que cesaron su servicio el 31 de diciembre.

Mientras tanto, las plantillas actuales de los parques de Maó y Ciutadella mantienen los turnos formados por un mínimo de 5 efectivos gracias a las horas extras que el año pasado supusieron un dispendio al servicio mancomunado de 551.687 euros.

Pese a la lejanía de los objetivos para aumentar el número de efectivos, el jefe de bomberos de Menorca, Joan Rosselló, valora la situación en su aspecto positivo. «Hemos ganado un 75 por ciento en eficacia», explica. Destaca la excelente formación y el entreno del personal a su cargo y la coordinación existente en los equipos lo que permite desarrollar el trabajo ya sin el apoyo logístico y el de atención a la centralita que hacían los ‘semis’ durante los dos últimos años. Si es necesario cerrar un parque porque estamos en un siniestro «atendemos las llamadas donde nos encontremos», indica Rosselló, «pero falta más plantilla por la lentitud de la tramitación que debería ser más rápida y resolutiva», en referencia a los tres procesos que están pendientes, el del cambio de categoría, la oposición de los aún interinos y la convocatoria de 11 nuevas plazas.

En cuanto al nivel de riesgo con el que arranca la temporada de incendios, el responsable del Servicio Insular, advierte que «preocupa la situación porque ha llovido poco este año, el terreno está más seco y además hay más material combustible porque parcelas que antes estaban cultivadas ahora no lo están, la superficie boscosa ha crecido».