Alumnos y profesores del IES Maria Àngels Cardona guardaron dos minutos de silencio en memoria de Sergi | Gemma Andreu

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Un multitud de personas, entre adolescentes, jóvenes y adultos, dieron ayer el último adiós a Sergi Pineda Anglada, el jove estudiante de Ciutadella de 15 años que el pasado viernes perdió la vida tras precipitarse al vacío desde una altura de diez metros en el puerto de poniente.

Tanto en su centro escolar, el Instituto Maria Àngels Cardona, donde por la mañana se guardaron dos minutos de silencio en su memoria, como en la Catedral donde se celebró el multitudinario funeral ayer tarde, se repitieron las muestras de dolor por el trágico desenlace del adolescente que anunció su despedida minutos antes a través de la red social Instagram.

Las causas que llevaron a Sergi a tomar esta decisión están siendo investigadas por la Policía Nacional de Ciutadella que, sin embargo, maneja indicios para sospechar que el joven pudo haber sufrido acoso como posible causa del trágico final. Su anuncio de despedida en la red social, también el que al parecer le hizo llegar a la joven con la que se relacionaba en el que le aseguraba que su decisión no tenía nada que ver con ella, y otros testimonios dan consistencia a la situación difícil que podía estar sufriendo el joven y que no habría podido superar. Todo ello se investiga. Por ejemplo, apenas una semana antes del día fatídico su bicicleta apareció desguazada y con las piezas dispersas teniendo él plena conciencia de quiénes habían sido los responsables de la trastada, jóvenes de su entorno que también le habrían menospreciado en su reciente cumpleaños.

Los agentes de la Policía Nacional comenzaron ayer a tomar declaración a las personas que formaban parte de su círculo más próximo. Con la sensibilidad a flor de piel por la consternación que causó la noticia, a sugerencia del equipo de psicólogos del 112, la Policía retrasó hasta ayer el inicio de la recogida de testimonios.

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La policía judicial del Cuerpo Nacional realizará seguirá adelante con las diligencias y si confirma los indicios de acoso escolar deberá traspasar las diligencias a la Fiscalía de Menores para que actúe en consecuencia.

De carácter introvertido, Sergi Pineda, que en el pasado curso escolar jugaba en un equipo de balonmano de Ciutadella, no exteriorizó su pesar de tal manera que los adultos advirtieran algún tipo de presión añadida en su vida cotidiana. En el IES Maria Àngels Cardona al que acudía, no habían detectado ninguna situación anómala al respecto. Joan Marquès, delegado de la Conselleria Educación en la Isla, declinó ayer realizar valoraciones aunque sí reveló que «no había ningún caso abierto de acoso escolar en el instituto y pedimos mucha prudencia a todos, estamos en un ámbito que compete a la Policía, aunque colaboraremos con el máximo respeto a la familia y a los derechos de los menores».

Marquès confirmó que al menos un técnico de la Conselleria balear de Educación, del Institut per a la Convivència i l'Èxit escolar, se encuentra en la Isla para trabajar sobre el caso.

Todos los centros escolares poseen su propio protocolo interno para actuar ante posibles casos de acoso. Cuando sus recursos no son suficientes es cuando los derivan a las fuerzas policiales, estadio paralelo a su notificación al Registro Unificado de Maltrato Infantil (RUMI).