El joven la persiguió y la agredió a la salida de una discoteca en Es Pla de Ciutadella. | Archivo

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Un joven de 23 años de edad, de nacionalidad dominicana, ha sido condenado a un año de prisión por un doble delito de maltrato a su expareja y amenazas a la chica y a los padres de ella con un revólver simulado durante la madrugada del 5 de julio de 2015 en Es Pla de Ciutadella.

Aunque en un principio el fiscal había pedido una pena de 6 años de prisión por robo con violencia, maltrato, amenazas y tenencia ilícita de armas, finalmente tras dos suspensiones de la vista oral, acordó la conformidad con el abogado de la víctima y el defensor. Se retiraron las acusaciones de robo con violencia y tenencia ilícita de armas, de ahí la reducción de la condena que podrá conmutar por el abono de una multa de 130 días a razón de 3 euros diarios. Además, deberá pagar a su expareja, de 24 años de edad, 305 euros en concepto de indemnización por daños y perjuicios, y no podrá aproximarse a ella a menos de 100 metros de distancia durante dos años.

Los hechos ocurrieron aquella madrugada cuando el joven persiguió a su expareja a la salida de una discoteca en la zona de ocio de Ciutadella. Cuando le dio alcance la agredió tirándole del bolso por lo que la joven cayó al suelo donde le tiró del pelo, le propinó varias patadas y se apoderó de su teléfono móvil, aunque en la sentencia se señala que durante la agresión el aparato resultó dañado. El acusado negó que se lo hubiera robado y en el acuerdo se consideró que dada la relación de pareja que habían mantenido no había quedado probado que se apropiase del teléfono con un ánimo de lucro.

Una hora más tarde, sobre las 6 de la mañana la chica acudió a la casa de su exnovio acompañada por sus padres para pedirle que le devolviera el teléfono. Entonces el joven les amenazó a los tres diciéndoles que se fueran de inmediato porque les iba a matar, al tiempo que sostenía en sus manos un revólver imitación Smith&Wesson, modelo Schofiel, calibre 45. La réplica tan lograda indujo a error a la chica y a sus padres que abandonaron corriendo el lugar, temerosos de lo que pudiera hacer el joven, y acudieron a denunciarle a la Policía Nacional. Poco después los agentes se personaron en su casa y le detuvieron. Los policías valoraron que la situación había presentado un riesgo extremo dado que no sabían que el arma era simulada.