Frente a la Catedral se prendió un fuego, que fue bendecido para encender el Cirio Pascual | Sergi Garcia

TW
1

«La resurrección de Jesucristo es el triunfo del amor de Dios frente al pecado del hombre. La última palabra no la tiene la traición, el odio o la venganza, sino que la tiene Dios que nos ama, nos sana y nos perdona», proclamó este sábado por la noche el obispo de Menorca, Francesc Conesa, en la celebración litúrgica de la Vigilia Pascual en la Catedral de Menorca.

Noticias relacionadas

El oficio de Semana Santa de mayor contenido y significado, al conmemorar la Resurrección de Jesús, se inició con la nave catedralicia a oscuras, para encender un fuego fuera del templo. Con este fuego se enciende al Cirio Pascual, que simboliza a Cristo Resucitado en la noche del Sábado Santo al Domingo de Pascua.

La luz y el agua son los símbolos centrales de la Vigilia Pascual, porque los neófitos recibían el bautismo en este acto. El obispo Conesa destacó que «esta noche es bautismal, porque hoy tenemos la alegría de incorporar a la Iglesia a cuatro catecúmenos adultos y una niña». Al mismo tiempo adultos también recibieron el sacramento de la Confirmación y comulgaron. En la homilía, el prelado expuso que «el Crucificado no está entre los muertos. La losa del sepulcro se ha movido y, con ella, la losa del pecado y la muerte. Dios ha concedido perdón al hombre. La muerte ha sido vencida y es posible soñar con un mundo nuevo». El obispo de Menorca proclamó que «esta noche culmina la historia de amor de Dios con la humanidad. Procedemos de un Dios que, en su amor, ha creado al hombre; nuestro origen último está en el corazón de Dios, en su bondad y misericordia».