La materia prima de la que parte son las cuberterías antiguas | B.A.

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Una cubertería de materia prima, Menorca como telón de fondo inspirador y una minuciosa elaboración son las claves del proyecto cucharatenedor.com, una idea de la turolense Blanca Alcañiz y que este lunes celebró el Día Mundial del Reciclaje como forma de vida.

Nacida en Alcañiz, estudió Arte y Diseño en Barcelona. El verano que conoció Menorca la sedujo y ha establecido el campamento base de su proyecto en Ciutadella. A las tres erres (Recuperar, Reciclar y Reutilizar) añade una cuarta, Revolucionar.

«El mundo está cambiando a pasos agigantados y es necesario que las personas y los proyectos intenten crear consciencia en los demás, porque nuestro consumo ya es un acto revolucionario que afecta a toda la cadena», ha explicado a Efe.

La esencia es recuperar cubiertos antiguos de plata, alpaca o latón, y modificarles la funcionalidad hasta transformarlos en exclusivas joyas.

«Mi padre era artesano y un día regaló a las tres mujeres de la casa una pulsera y me interesé cómo la había creado. Ese hobby se ha convertido en un proyecto. Con la pandemia es más complicado obtener cubertería, aunque mucha gente que conoce el proyecto me ofrece sus cubiertos a cambio de dinero o un trueque», ha detallado.

Alcañiz asegura que el reciclaje «me da para vivir» y reivindica el minucioso trabajo que hay detrás de las creaciones.

«Hago pulseras de aletas de ballena con la parte cóncava de una cuchara, mientras que con la otra parte pueden salir pendientes o un collar. En cambio, de un tenedor sale una púa para un pendiente, anillo o collar. Intento cortar bastante la pieza principal del cubierto y, cuando los llevas puestos, hay diseños donde el origen pasa absolutamente desapercibido», ha destacado.

«Los diseños con enganche de piedra son los que llevan más trabajo. Encontrar la materia prima lleva su periodo de tiempo, después los caliento para aplanarlos y pulirlos. Lo último es darle el diseño creativo», ha añadido.

Alcañiz considera que Menorca es un lugar propicio para dar rienda suelta a la creatividad: «La isla inspira mucho, sobre todo por la influencia de la naturaleza y del mar. Es el lugar perfecto para trabajar, ya que en verano vienen muchos turistas y puedes vender las creaciones que has elaborado durante todo el invierno», ha señalado.