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Uno de los errores más grotescos de cierta clase política consiste en negar la evidencia, aún a costa de llevarse la contraria a sí mismo y a lo afirmado por los propios dirigentes de su partido. El PP-Ciutadella ha traspasado varias veces esa línea a lo largo del mandato, con una sinrazón y un menosprecio a la verdad y a la ciudadanía a la que representa impropias de unas siglas con tanto respaldo entre el electorado.

Pero nunca como ahora la mentira ha sido tan evidente. Dicen el alcalde y el presidente local que no ha habido "descuido" alguno en la tramitación del proyecto de acondicionamiento y apertura de las imponentes cuevas naturales de Cala Blanca. Pero no explican, porque no hay más que una verdad, cómo es posible entonces que el inicio de las obras que en julio del año pasado anunciaban para septiembre u octubre aún no se haya producido y, en el mejor de los casos, admite el alcalde, los primeros movimientos de tierra no puedan tener lugar hasta abril, justo un mes antes de las elecciones y del inicio de la temporada turística.

El presidente del Consell, la consellera de Turismo, la entonces alcaldesa en funciones y el propio presidente local del PP comparecieron en julio (en la única rueda de prensa que se ha convocado este mandato en la sede del Consell en Ciutadella) para anunciar que ya se habían completado todos los trámites y era inminente tanto la firma de los acuerdos de compraventa con los propietarios como el inicio de las obras.

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Pero la consellera de Turismo y el alcalde reconocieron la semana pasada que entonces obviaron que debía modificarse también el Plan General, ya que no podían formalizar la adquisición del terreno afectado por el proyecto si las cuevas no aparecían previamente grafiadas en el planeamiento municipal. Porque, como alguien con acierto les previno, no se puede comprar aquello que no existe oficialmente sobre el papel. Y, por eso, en lugar de empezar las obras, en octubre solo se pudo empezar a modificar el Plan General. A la aprobación inicial que ese mes llevó a cabo el pleno deberá seguir otra (ya definitiva) en marzo, previo visto bueno de ocho organismos de distintas administraciones.

Pero el alcalde y el presidente del PP-Ciutadella se desdicen ahora a ellos mismos y niegan que haya existido "descuido". Como si nadie de los que gobiernan fuera en realidad responsable de haberse 'olvidado' de modificar el Plan General y, con ello, de la posible pérdida del millón de euros que había comprometido Madrid para financiar una obra que el sector turístico considera tan estratégica para Menorca.

El PP-Ciutadella, que en 2011 logró rehacerse del estrepitoso mandato de la escisión y las denuncias de corrupción, tiene ahora el reto de sobreponerse a otros cuatro años decepcionantes, en los que han sobrado errores de bulto y división y ha faltado autocrítica.

Ojalá el alcalde acierte esta vez en sus previsiones, las obras empiecen en abril y se pueda salvar así la financiación, pero quienes mandan en el partido no pueden seguir tomando a la gente por tonta. Por fiel que haya sido tradicionalmente su votante, cada vez hay menos electores sumisos y más que se sienten engañados, y harían bien en tratarlos con el respeto que se merecen. Para que luego nadie se extrañe de lo que ocurra...